LA BENDICIÓN DE DIOS “Una reflexión en el camino”
Por Guillermo Ávila
“Y LOS BENDIJO DIOS, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgarla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” Génesis 1:28
Sin duda cuando Dios crea al hombre y le revela SU PROPÓSITO creacional sobre esta tierra, su elección y llamamiento incluyen SU BENDICIÓN.
Dios no eligió a los animales, ni a las plantas, ni ningún otro ser vivo creado para llevar a cabo su Propósito sobre esta tierra, Dios eligió al hombre para ello y lo puso sobre todo lo creado con SU BENDICIÓN, porque…
¿Podría el hombre sin LA BENDICIÓN DE DIOS llevar acabo su voluntad? ¡Imposible!
Dios BENDICE al hombre por causa de SU PROPÓSITO Y ELECCIÓN, haciéndole responsable de administrarla correctamente.
No es sólo importante alcanzar y recibir la bendición de Dios en la vida, también es importante como la administramos, si verdaderamente contribuye al cumplimiento de SU PROPÓSITO en la tierra.
“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”
“Y Dios BENDIJO el séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” Génesis 2:3
La BENDICIÓN DE DIOS sobre Adán y Eva le sería confirmada en su obediencia a ella, y entrarían en el reposo de Dios y disfrutarían del cumplimiento de su Propósito sobre esta tierra.
En comunión con su BENDICIÓN tenían que comer del árbol de la vida, y así entrar en la vida eterna en comunión eterna con su Dios.
¡Qué bendición les tenía Dios!
Pero Adán y Eva no administraron bien la BENDICIÓN DE DIOS, la administraron para sí mismos y no para Dios comiendo del árbol que no tenían que comer, y fueron despojados de ella.
Cuanta tragedia, dolor y frustración trajeron sobre sus vidas.
Al igual que Adán y Eva, hay muchas familias sobre esta tierra, que habiendo comenzado bien, con LA BENDICIÓN DE DIOS sobre un altar, por su mala administración y resistencia de comer del árbol de la sabiduría, edifican para sí mismos y nunca entran en el reposo de Dios, sufriendo también del despojamiento de su bendición expuestos al fruto de sus propias decisiones. Dando a luz un linaje que no honrará a Dios sobre esta tierra.
Nuestros frutos delatan nuestras decisiones: “Por sus frutos los conoceréis”
Jesús confrontó a su pueblo, no por ser depositarios de la BENDICIÓN DE DIOS, ni por ser portadores del linaje en quién serían benditas todas las familias de la tierra.
Jesús confrontó a su pueblo por la mala administración de SU BENDICIÓN, en vez de ser un canal de bendición para las naciones, se transformaron en piedra de tropiezo para quienes sinceramente deseaban conocerle, sin contribuir al cumplimiento del PROPÓSITO DIVINO, por el contrario se opusieron y no honraron SU BENDICIÓN, y esperanza para los hombres, lo resistieron y lo clavaron en una cruz.
Como consecuencia de ello, fueron despojados de SU BENDICIÓN, quedaron expuestos y como han sufrido como nación por su rebelión, han cosechado el fruto de sus propias decisiones, pero tienen una promesa sobre ellos, cuando se vuelvan sinceramente a Dios, como nación serán restaurados en SU BENDICIÓN.
Dios no puede ser burlado, lo que el hombre sembrare eso también segará.
Dios pedirá cuenta de nuestra administración, porque no somos dueños de la vida, ni de la inteligencia, ni de los recursos creados y dados por Dios, somos solo administradores sobre esta tierra y Dios espera que seamos fieles administradores.
“PORQUE DE ÉL, Y POR ÉL, Y PARA ÉL, SON TODAS LAS COSAS” Romanos 11:36
Dios BENDIJO a NOÉ y a sus hijos, SEM, CAM Y JAFET, porque dispusieron sus vidas para preservar SU PROPÓSITO sobre esta tierra cuando Dios determinó exterminarla, por causa de la maldad de los hombres (su mala administración) renovando sobre ellos su voluntad: “Y BENDIJO DIOS a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra” Génesis 9:1
Como familia eran responsables de administrar la BENDICIÓN de Dios.
Por su conducta Cam, quién llegaría a ser padre de Canaán, trajo sobre sí y su descendencia maldición, y ser siervo de sus hermanos, posición que heredaron por toda su historia.
Dios BENDIJO A SEM por causa de SU PROPÓPOSITO, elegido para ser portador de su linaje sobre la tierra, de su descendencia nacería Abraham y nacería el Cristo conforme a la palabra profética declarada por Dios en el huerto: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ÉSTA TE HERIRÁ en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”
Jafet su hermano, sería bendecido en la cobertura de la bendición de Sem:
“Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos.
BENDITO por Jehová mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo.
Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem” Génesis 9:25-27
LA BENDICIÓN de Dios siempre es por causa de SU PROPÓSITO Y SU LLAMADO A SERVIRLE, y permanecerá sobre nuestras vidas para colaborar con su voluntad, en la medida de nuestra fidelidad en su administración, de la cual deberemos rendir cuentas.
“Jehová dijo a Abraham: Sal de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré, y TE BENDECIRÉ, y engrandeceré tu nombre, y SERÁS BENDICIÓN” Génesis 12:1-3
Dios llama y promete BENDECIR a Abraham por causa de SU PROPÓSITO y compromete su palabra en ello, para el cumplimiento de su voluntad.
Abraham sale en obediencia, y Dios le guiará en un proceso de revelación hasta completar SU BENDICIÓN sobre su vida y sobre su descendencia.
Dios diría de Abraham: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser BENDITAS en él todas las naciones de la tierra? PORQUE YO SÉ que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que HAGA VENIR JEHOVÁ SOBRE ABRAHAM LO QUE HA HABLADO acerca de él” Génesis 18:17-19
¡Que confianza Dios pudo testificar de Abraham!
¿Qué testimonio Dios podría dar de nuestras vidas?
SU BENDICIÓN, Dios no la imparte por simpatía, por capacidad, o por pelearla en la vida.
SU BENDICIÓN, Dios la imparte por causa de SU PROPÓSITO Y DE SU LLAMADO, para capacitarnos y hacer su voluntad sobre esta tierra.
Como Dios se lo recordaría a su pueblo más adelante: “Jehová Dios te ha escogido para ser un PUEBLO ESPECIAL (bendecido), más que todos los pueblos de la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos, sino por cuánto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres” Deuteronomio 7:6-8
LA BENDICIÓN DE DIOS debemos administrarla para colaborar con su voluntad, no es para enriquecernos, ni para sacar algún beneficio propio, ni para sentirnos superiores a otros, o para manipular a las personas en provecho personal.
Dios juzgará la administración de toda bendición.
Dios traspasaría SU BENDICIÓN a ISAAC hijo de Abraham a su muerte para seguir completando SU PROPÓSITO: “Y sucedió, después de muerto Abraham, que Dios BENDIJO a Isaac su hijo” Génesis 25:11
Isaac debía traspasar LA BENDICIÓN a uno de sus hijos, a quién Dios determinara para llevar a cumplimiento su voluntad, y no a quién él considerara que debía bendecir.
Dios tuvo que cegar la vista de Isaac, para que en su confusión, y utilizando aún el carácter engañador de Jacob, LA BENDICIÓN fuera establecida en quién Dios había decidido bendecir, en Jacob.
¿Cuántos como Isaac nos hemos encontrado bendiciendo lo que Dios ha decidido NO BENDECIR? Dios decidió poner SU BENDICIÓN sobre Jacob y no sobre Esaú. Dios es soberano, y no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Si Dios te ha puesto como Jafet, bajo la bendición de tu hermano Sem ¿Por qué resistir su voluntad? Seamos fieles en el llamado y bendición que Dios nos ha otorgado.
En Cristo, Dios ha llamado a todos los hombres a ser parte de SU PROPÓSITO, SU BENDICIÓN es para todas las familias y naciones de la tierra.
En la BENDICIÓN de Cristo, tú y yo somos benditos, porque Dios nos ha bendecido con TODA BENDICIÓN en Él.
No por ser buenos Dios nos ha bendecido, no por mérito alguno, porque nos amó en Él desde antes de la fundación del mundo, y nos ha llamado con llamamiento santo.
Como Jacob no necesitamos pelear, engañar, o competir para alcanzar la BENDICIÓN, su bendición nos alcanzará solo porque fuimos llamados y escogidos por Dios en Cristo, para alcanzar SU PROPÓSITO.
Muchos años ocuparían a Jacob descubrir esa revelación, mucho dolor, amargura, y trabajo innecesario, Dios le había escogido antes de nacer, en el vientre de su madre, y LA BENDICIÓN DE DIOS le alcanzaría porque Dios se lo había prometido.
El gran conflicto de Jacob fue con su propia carne competitiva, que no podía aceptar por fe LA BERNDICIÓN DE DIOS, como tú y yo creía que debía pelear por ella, competir para alcanzarla. Y por causa de su mal carácter cada vez se sentía más inmerecedor de ella, y el peso de su conciencia le obligaba a hacer méritos y luchar para alcanzarla.
¿Te has encontrado en esa condición?
LA BENDICIÓN de Dios es por gracia y se recibe por fe, porque Dios nos llamó en su Hijo y debemos administrarla para llevar a cabo su voluntad sobre esta tierra.
Amigo(a) y hermano(a):
Nuestro llamado es andar por fe, no andar conforme a la carne, porque NINGUNA condenación hay para quienes estamos en Cristo, porque fuimos llamados para BENDICIÓN.
Dios hará que TODAS LAS COSAS (Buenas o malas, positivas o negativas) nos lleven a su BENDICIÓN, porque fuimos llamados conforme a su PROPÓSITO.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó, y a los que predestinó, a estos también llamó, y a los que llamó, a estos también justificó; a éstos también glorificó.
Dios completará lo que comenzó por amor en nosotros. Dios nos llamó para ser BEDECIDOS.
¿Qué pues diremos esto?
Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?
Si Dios no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Tienes que estar seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
DIOS HA BENDECIDO a los que conforme a SU PROPÓSITO son llamados.