La resurrección del pastor Daniel Ekechukwu
Informe de David Servant
Traducido por J. Raúl Marcos
Informe #1
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Ocurrió en diciembre de 2001, y poco después ya leí un informe por e-mail acerca de la resurrección del pastor nigeriano Daniel Ekechukwu. Me escribía mi amigo el pastor David K. Aboderin, de Lagos, Nigeria. También oí acerca de este milagro por medio de mi amigo Brent Regis, yerno de Reinhard Bonnke. Bonnke había estado predicando en la iglesia donde Ekechukwu resucitó justo antes de que ocurriese. Brent me contó en aquel entonces algunos de los detalles de la experiencia en el infierno del pastor Ekechukwu. Algunos meses después, vi también un video documental de ese milagro producido por Christ for all Nations [Cristo para todas las naciones], que se centraba principalmente en el milagro de la resurrección. Quería saber más acerca del acontecimiento. Puesto que tenía en la agenda estar las dos primeras semanas de septiembre de 2002 enseñando en tres conferencias de pastores en Nigeria, le dije a David Aboderin que si fuese posible, me gustaría encontrara al pastor Ekechukwu, y oré para que el Señor lo hiciese posible.
Descubrí que el pastor Ekechukwu era de una aldea llamada Amaimo, en el Estado de Imo, y que pastoreaba una iglesia en la ciudad de Onitsha, en el Estado de Anambra, llamada Power Chapel Evangelical Church [Iglesia evangélica Capilla de Poder]. Onitsha estaba a alrededor de tres horas de coche de donde tendríamos nuestra última conferencia, en la ciudad de Umahia, al este de Nigeria. Pregunté a los pastores de la conferencia si alguno sabía cómo podía encontrar al pastor Ekechukwu. Un hombre joven levantó su mano y me dijo que tenía un amigo que a su vez tenía un amigo que conocía personalmente al pastor Ekechukwu. Sin embargo, aprendimos que al pastor Ekechukwu era muy difícil encontrarle ya que está muy solicitado. Para acortar la historia diré que finalmente descubrimos que el pastor Ekechukwu estaba temporalmente en un hotel tan sólo a cinco minutos de la casa de David Aboderin en Lagos, donde yo me hospedaría durante mis últimos tres días en Nigeria, y además se nos dio la oportunidad de encontrarnos con él. Así que en un país de 130 millones de personas, y en una ciudad de 12 millones, ¡el hombre que quería encontrar estaba hospedándose a cinco minutos de mí! O era una enorme coincidencia o una maravillosa providencia. Se me concedió el favor de encontrarme personalmente con Daniel Ekechukwu dos veces durante esos tres días y también de hablar con varios colaboradores de su ministerio, que estaban muy familiarizados con la historia.
El siguiente informe es una compilación a partir de varias fuentes: (1) del pastor Daniel Ekechukwu mismo a través de los diálogos que mantuve personalmente con él el 12 a 14 de septiembre de 2002, mientras estaba en Lagos, Nigeria, (2) de su testimonio personal escrito, contenido en un folleto publicado por él mismo y que me ofreció, titulado Miracle of the 21st Century [Milagro del siglo XXI], (3) escuchando su testimonio público el 13 de septiembre en The Chapel of Glory [La Capilla de Gloria], en Lagos, Nigeria, (4) del vídeo documental producido y vendido por el ministerio de Christ for all Nations [Cristo para todas las naciones], que incluye los testimonios del pastor Daniel, del médico que decretó su muerte, de la esposa de Daniel, del padre de Daniel, del hombre de la funeraria que embalsamó a Daniel, y de varios pastores que estaban presentes en el momento de su resurrección, y (5) de un diálogo personal con Ede Samuel, un viejo amigo y ayudante personal del pastor Daniel, que también fue testigo ocular de muchos de los hechos que rodearon la muerte y resurrección de Daniel. Los acontecimientos descritos en el siguiente informe son objetivos de acuerdo con toda mi capacidad y mi memoria. Envié este informe a un hombre nigeriano llamado Uche Chikezie, que era el responsable de relaciones públicas de Daniel Ekechukwu, y él afirmó que todo de lo que yo informo es verdadero. Estoy convencido de que debido a las complicaciones tras un accidente de automóvil, el pastor nigeriano Daniel Ekechukwu murió físicamente en la tarde-noche del viernes 30 de noviembre de 2001, de que estuvo muerto durante al menos 42 horas, de que visitó el cielo y el infierno durante el tiempo de su muerte física, y de que fue resucitado de los muertos entre las 3:50 y las 5:15 de la tarde del domingo 2 de diciembre de 2001 en el sótano de la Grace of God Mission [Misión Gracia de Dios], localizada en Onitsha, Nigeria. La resurrección del pastor Ekechukwu es el mayor milagro moderno del que yo he oído.
Aunque algunas de las cosas que le ocurrieron al pastor Ekechukwu son extra-bíblicas, ninguna de ellas va contra la Escritura. De hecho, ni la historia de la resurrección de Daniel Ekechukwu ni la historia de tu salvación se encuentran en la biblia, convirtiéndolas a las dos en extra-bíblicas, pero ninguna debería ser desestimada sobre esa base.
El relato
El jueves 29 de noviembre de 2001, el pastor Daniel Ekechukwu y su esposa, Nneka, tuvieron un malentendido que degeneró en una discusión que terminó en que ella le abofeteó. Él estaba muy ofendido por este incidente, al punto de no reconocer incluso el intento de reconciliación de ella a la mañana siguiente. El pastor Daniel admitió que a lo largo de todo el día del 30 de noviembre estuvo airado pensando en la forma como él volvería a poner a su mujer en su sitio cuando regresase a casa. Sin embargo, él nunca regresaría a casa ese viernes.
Mientras conducía a casa esa tarde, los frenos de su viejo Mercedes 230E de 20 años fallaron mientras bajaba una colina con mucha pendiente, y su coche chocó contra unos pilares de cemento levantados para evitar que los coches se precipitasen a una honda presa de agua. No llevaba el cinturón de seguridad (pocos nigerianos lo hacían en el 2001, pero eso cambió en el 2003, cuando comenzó a ser obligatorio por ley en el país), y su pecho chocó muy fuertemente contra el volante y su saliente central, dañando claramente sus órganos internos, puesto que él estaba enseguida vomitando sangre y teniendo dificultad para respirar (sin mencionar que pronto perdió todas las constantes vitales). Daniel no era capaz de salir por sí mismo del coche, pero unos testigos frenéticos le sacaron. Una de estos testigos disponibilizó su coche mientras otro se ofreció a conducir el coche hasta el hospital San Carlos Borromeo, no muy lejos de allí, en los arrabales de Onitsha.
Minutos después de llegar al hospital, un médico empezó a practicar un tratamiento de emergencia, pero Daniel sabía que su cuerpo no estaba respondiendo. Comenzó a orar la oración de un hombre que sabe que va a morir, pidiendo a Dios que le perdonase todos sus pecados para que estuviese preparado para estar delante del Señor. También mandó llamar a su esposa, Nneka, con quien había rechazado hablar cuando salió de casa ese día. Ella se desmayó cuando escuchó las noticias del accidente de su marido y de su estado, pero cuando se recuperó fue llevada por un vecino cristiano al hospital. Este amigo de Daniel, Ede Samuel (a quien entrevisté en profundidad) permaneció con ella y presenció prácticamente todo lo que sucedió en los tres días siguientes.
Cuando vio a Daniel en situación crítica, al llegar al hospital de San Carlos Borromeo, su mujer rompió a llorar, pidiendo a su marido que no muriese y que no la dejase. El medico admitió que no había nada que pudiese hacer para salvar la vida de Daniel (recuerda que esto era un hospital del tercer mundo), y Daniel pidió ser transladado en ambulancia al hospital Umezuruike en Owerri, donde trabajaba su médico. El hospital Umezuruike estaba a 80 km. La mujer de Daniel buscó una ambulancia en contra del consejo de los médicos del hospital San Carlos. De camino al hospital Umezuruike fue cuando Daniel murió.
Daniel yacía en la parte de atrás de la ambulancia mientras su esposa iba en el asiento del pasajero de adelante. Él comenzó a sentir que no iba a sobrevivir, y llamó por su esposa, para que fuese junto a él. Comenzó a decir adiós, a darle instrucciones a su mujer sobre ciertos documentos de la iglesia y personales, y la exhortó a cuidar a sus hijos y la iglesia. Ella comenzó a sollozar en gran manera y entre sus lágrimas le reprendió fuertemente por frases tan negativas. Él era un hombre de Dios y debería tener fe, ¡y no estar hablando de morirse!
Mientras su esposa hablaba, Daniel vio a dos grandes ángeles (eran tan grandes que más tarde se maravilló de cómo podía caber dentro de la ambulancia -sólo uno era tan grande como la ambulancia-) que eran completamente blancos (incluso las pupilas de sus ojos). Daniel intentó hablar a los ángeles, pero uno se llevó el dedo a los labios, pidiéndole silencio. Los ángeles le levantaron de cada lado, y Daniel se dio cuenta de que había ahora dos de él mismo. Los ángeles estaban sosteniéndole bajo cada brazo en su hombre espiritual (que estaba completamente ileso), mientras su cuerpo destrozado yacía abajo. A partir de cuando dejaron la ambulancia, Daniel comenzó a olvidarse del mundo natural.
Cuando la ambulancia llegó al hospital Umezuruike con el cuerpo de Daniel, era ya de noche (viernes 30 de noviembre), y el médico de Daniel no estaba allí. Un miembro del personal sanitario, sin embargo, examinó su cuerpo y tristemente le dijo a Nneka que su marido estaba muerto y que ya no se podía hacer nada. Nneka no quiso creer lo que le decía el médico.
Así que se fueron al Centro Médico Federal en Owerri, pero no encontraron a ningún médico allí tampoco. Finalmente fueron a la Clínica Eunice, y allí el doctor Jossy Anuebunwa confirmó que Daniel estaba muerto. No había respiración, ni el corazón latía ni había pulso, y las pupilas de Daniel estaban dilatadas y fijas. El médico dijo que no había nada que pudiese hacer. El 30 de noviembre de 2001 a las 11:30 de la noche fue expedido un certificado de defunción.
Entonces llevaron el cadáver de Daniel a la casa de su padre en una aldea cercana, y naturalmente el padre de Daniel y otros miembros de la familia fueron traspasados de dolor a la vista del cuerpo sin vida de Daniel, llorando profusamente. El padre de Daniel les dijo que llevasen su cuerpo al mortuorio del Hospital General Ikeduru (ahora conocido como Hospital Comunitario Inyishi), no muy lejos. Llegaron allí alrededor de la 1:00 de la madrugada del viernes al sábado. El funcionario de guardia del servicio funerario, el señor Darlington Manu, recibió el cadáver y los miembros de la familia se fueron.
El primitivo mortuorio nigeriano adonde llevaron el cuerpo de Daniel no tenía cámaras frigoríficas, y por eso el funcionario inyectó productos químicos embalsamantes en los dedos y en los pies de Daniel. Entonces se preparó para embalsamar completamente el cuerpo de Daniel cortando el interior del muslo de Daniel para insertarle un tubo a través del cual podría inyectar más fluído embalsamante. Cuando hizo esto, experimentó una sacudida que le empujó alejándole del cadáver. Esto no le sorprendió, puesto que había experimentado fuerzas similares con anterioridad atribuyéndolas a poderes ocultos. (Estas cosas son practicadas ampliamente en África y muy respetadas por todos los pastores africanos que conozco. Los africanos nunca entienden el escepticismo de los norteamericanos con respecto a la realidad de los poderes ocultos). Tras un segundo intento y un segundo shock que paralizó un poco su brazo derecho, concluyó que Daniel debió haber sido miembro de una poderosa sociedad secreta. Asumió, sin embargo, que tras algunos sacrificios ocultos y encantamientos los poderes en el cadáver cederían, y que entonces podría completar su trabajo. (Este hombre, por supuesto, no era cristiano, pero se convirtió después de la resurrección de Daniel). Así que dio órdenes a un ayudante para depositar el cadáver de Daniel en la parte trasera del mortuorio donde ya habían sido colocados muchos otros cadáveres. (De forma incidental, Daniel dijo que la gente podía oler los productos químicos embalsamantes de su cuerpo hasta dos semanas después de su resurrección. Solían taparse la nariz cuando le abrazaban).
Alrededor de las 2:00 de la madrugada del viernes al sábado, el funcionario, que vivía muy cerca del mortuorio, escuchó canciones de adoración que le turbaron que provenían de dentro del mortuorio, y que pararon tan pronto como se acercó a la puerta del mortuorio. Esto ocurrió dos veces. Buscando el origen de la música dentro de su mortuorio, se apercibió de que una especie de luz emanaba del rostro del cadáver de Daniel. Esto le puso de los nervios.
El amortajador estaba tan perturbado por lo que estaba ocurriendo que localizó al padre de Daniel en la mañana del domingo para informarle de lo que había estado sucediendo y para pedirle que se llevase el cadáver de Daniel de su mortuorio. Más tarde, el domingo por la noche, mientras dormía, la mujer de Daniel experimentó un sueño en el que vio el rostro de su marido, y él le preguntaba a ella porqué le habían dejado en el mortuorio. Él afirmaba que no estaba muerto y que ella le debería llevar a Onitsha donde el evangelista alemán Reinhard Bonnke estaba predicando. Ella se propuso hacer esto, aunque su familia pensase que ella había perdido el juicio. Daniel había estado muerto durante más de 28 horas. La familia finalmente cedió, pero compró un ataúd y trajo ropas funerarias para que el amortajador vistiese a Daniel. A estas alturas el rigor mortis era completamente claro. Alquilaron una ambulancia el domingo 2 de diciembre por la mañana y llevaron el ataúd con el cuerpo de Daniel a la Grace of God Mission [Misión Gracia de Dios] (una iglesia grande) en Onitsha, a alrededor de una hora y media de allí, donde el evangelista Reinhard Bonnke estaba predicando en un servicio de dedicación de la iglesia por la tarde. Ellos llegaron a la iglesia a alrededor de la 1:00 de la tarde.
Los solares de la iglesia estaban protegidos por una multitud de guardias de seguridad federales, estatales y locales, por Reinhard Bonnke, que había recibido muchas amenazas de muerte, y que es odiado por los musulmanes por toda África. (Sin mencionar el hecho de que el World Trade Center de Nueva York había sido destruido por piratas aéreos musulmanes tan solo unas semanas antes). Por este motivo, los guardias de seguridad no permitirían que el ataúd fuese llevado dentro de los terrenos de la iglesia, pensando que realmente podía contener explosivos. La esposa de Daniel se defendió alborotadamente ante ellos, y abrió el ataúd para mostrarles a su marido muerto, lo que provocó que se mofasen e incluso la vapuleasen debido a su persistencia por conseguir entrar. Pero ella incomodó tanto que informaron al pastor decano, y su hijo ordenó que se le permitiese a la esposa de Daniel llevar el cuerpo a la iglesia sin el ataúd, y que fuese colocado en el sótano. Depositaron el cuerpo de Daniel allí sobre dos mesas que juntaron en una sala de la escuela dominical.
Algunos creyentes se reunieron alrededor del cuerpo de Daniel y comenzaron a orar mientras Reinhard Bonnke, que no sabía nada del difunto en el sótano, predicaba y oraba. Finalmente, se dieron cuenta de que el cuerpo de Daniel comenzó a sufrir unas sacudidas, y luego comenzó una respiración irregular. (En este momento, Reinhard Bonnke ya había abandonado los locales de la iglesia). Los creyentes presentes comenzaron a orar fervientemente, y como su cuerpo estaba rígido y frío, comenzaron a darle masajes en su nuca, brazos y piernas. Cuando a los que estaban en el santuario les llegaron noticias de que un hombre muerto estaba regresando a la vida abajo, los sótanos pronto se llenaron de gente. De repente Daniel estornudó y se levantó de un salto. Era entre las 3:50 y las 5:15 de la tarde del domingo. Daniel había muerto en la noche del viernes alrededor de las 10:00. Poco a poco, en pocas horas, estaba plenamente consciente.
¿Dudas este relato? Un informe en la página web de Christ for all Nations [Cristo para todas las naciones] dice:
Aquí hay algunos hechos que no se pueden obviar. Durante dos días Daniel no respiró, y su corazón había parado de latir. Se trataba de un clima caliente, y no de una muerte aparente en una cámara frigorífica. Se le había inyectado un producto químico dañino para preservar de la descomposición. Como un cadáver, fue llevado de acá para allá durante horas, arrastrado, y depositado en un estrecho ataúd sin aire durante horas. Debería haber sufrido un grave daño cerebral, pero él está vivo ahora sin ningún efecto dañino.
Esto no es una reivindicación sin apoyos de que alguien haya vuelto a la vida de forma privada, como en una casa. Aquí se dio un acontecimiento público, una manifestación patente de resucitar desde la muerte. Si alguien tiene que ser nombrado, ésa es Nneka. Solo su fe inquebrantable evitó el entierro de Daniel sencillamente para traerle donde adonde ella estaba convencida que Dios podría devolverle a la vida. Ella miró a Reinhard Bonnke como hombre de Dios y vio que en la atmósfera de fe en la que él ministraba este milagro era posible. La fe de Nneka dictó todo el acontecimiento y su fe fue honrada. ¿Por quién? ¿Quién honró su fe? Si no fue Dios, ¿quién más?
Yo añadiría a esta defensa que si el incidente fue un engaño, dudo que el pastor Ekechukwu hubiese inventado la historia de lo que le ocurrió cuando fue acompañado al infierno, lo que relataré a continuación. El mensaje del pastor Daniel ahora es un mensaje de arrepentimiento para la iglesia, para preparar a la iglesia para estar delante de Jesús, y muchos de hecho se han arrepentido tras escuchar su testimonio. Si esta historia es todo un engaño, el resultado de este engaño es santidad real. Finalmente, el ministerio de Reinhard Bonnke ciertamente no necesita engaño promocional, puesto que a sus cruzadas en Nigeria ya asisten millones de personas. Él de hecho declara que no tuvo nada que ver con el milagro, y que no sabía nada del cuerpo muerto en el sótano de la iglesia donde estaba predicando.
Si la historia de su muerte y su resurrección es impresionante, lo que Daniel experimentó tras su muerte es incluso más impresionante. Para él, lo que experimentó entre su muerte y su resurrección podría haber llevado sólo quince minutos, aunque él estuvo físicamente muerto durante casi dos días. Tras ser levantado de su cuerpo por los dos ángeles en la ambulancia, enseguida se encontró momentáneamente solo, pero pronto se le unió otro ángel. Daniel afirma que si estaba confuso por algo que vio o experimentó, o si tenía una pregunta en su mente, este ángel inmediatamente le dio la respuesta. Este ángel primero le dijo que iban a ir al Paraíso. No se gastó tiempo en llegar a ningún lugar adonde el ángel le llevó. Tan pronto como el ángel dijo que iban a ir al Paraíso, estaban allí.
Daniel permaneció con el ángel y vio una multitud de gente adorando; llevaban vestiduras blancas resplandecientes. Inmediatamente pensó que eran ángeles, pero el ángel que le acompañaba le dijo que eran seres humanos que, "mientras vivían en la tierra, sirvieron a Dios y tenían su fe centrada en Jesucristo y vivieron de forma justa". Esta gente eran todos sin edad y sin raza. Esto es, ninguno parecía ser joven o de mediana edad o anciano, y ninguno tenía ningún distintivo racial en su aspecto. Todos estaban centrados en una luz muy brillante sobre ellos, y todos adoraban en perfecta unidad. Levantaban sus manos a la vez y se arrodillaban a la vez "como si una especie de aparato electrónico les activase".
Daniel se apercibió de un hombre que parecía anciano entre la multitud, y se le ocurrió pensar que ese hombre quizá era Dios, pero el ángel que le acompañaba inmediatamente le corrigió. El hombre era padre Abrahán. (Lea Lucas 16,19-31 donde aparece una historia que Jesús contó que habla de Abrahán en la otra vida).
Daniel deseaba unirse a los adoradores, pero el ángel le dijo que había otras cosas que Daniel necesitaba ver. Le dijo a Daniel que a continuación irían a ver la promesa de Jesus a sus seguidores, la mansión que él había preparado para aquellos que "él encontrase justos en el último día". Inmediatamente estaban allí. Daniel que no hay modo terrenal de describir lo que vio. La mansión no tenía fin aparente en su altura o anchura. Se movía continuamente, y cada habitación también giraba de algún modo. Estaba hecha de algo que era transparente como el cristal, y los suelos parecían estar hechos de luz. Daniel no vio a nadie en la gran mansión, pero escuchó cantos hermosos. Preguntándose de dónde vendría la música, el ángel inmediatamente le señaló hacia las muchas flores que había alrededor de la mansión. Cuando Daniel las miró más de cerca, ¡se estaban moviendo e inclinando y cantando alabanzas a Dios!
El ángel le dijo a Daniel: "La mansión está preparada, pero los santos de Dios no. Jesús se retrasa porque los cristianos en la iglesia todavía no están preparados" (Esto está completamente de acuerdo a la Escritura; ver 2 P 3,12).
a seguir, el ángel llevó a Daniel al infierno, y se detuvieron a la puerta. Cuando el ángel levantó su mano y la dejó caer de nuevo, la puerta se abrió, y Daniel pudo inmediatamente escuchar los horribles sonidos de gente chillando y llorando, pero todo en el infierno estaba en total oscuridad. Entonces una luz brillante salió del ángel, y Daniel pudo ver muchos grupos de personas en angustia. Me habló de varios grupos específicos que pasaban por ciclos sin fin de tormentos, cautivos por los mismos pecados que practicaron en la tierra. Un grupo consistía en gente que comía su propia carne y luego la vomitaba al suelo, momento en que el vómito volaba de vuelta a sus cuerpos y se tornaba carne de nuevo que ellos volvían a comer. El ángel le dijo a Daniel que estas personas eran aquellos que habían comido carne humana como práctica ocultista. (Tales cosas ocurren en África todo el tiempo). Otro grupo, que había robado terrenos a otros cuando vivían en la tierra, cavaba sin fin un terreno de dura roca con sus manos desnudas.
Mientras escuchaba a Daniel relatar esta escena, no pude evitar pensar en cuántas veces la Escritura declara que Dios pagará a cada persona de acuerdo con sus actos, y también promete que cada uno cosechará precisamente aquello que ha sembrado. Recordé la historia que Jesús contó de Lázaro y el hombre rico. En la otra vida, sus papeles exactamente se habían dado la vuelta. El hombre rico suspiraba por una gota de agua de Lázaro así como Lázaro había suspirado previamente por unas migajas de la mesa del hombre rico.
El pastor Daniel también vio al antiguo dictador militar de Nigeria. Vio a un cristiano que se había metido en prácticas ocultistas y se había separado del Señor, y a un pastor que había desfalcado dinero de su propia iglesia y además había mentido sobre ello. El antiguo pastor rogaba que devolvería el dinero si Daniel le podía ayudar a escapar del infierno. Aunque había diferentes tipos de torturas, todas las personas en el infierno se retorcían en agonía bajo una fuerza invisible que les agarraba y retorcía repetidamente. Todos estaban gritando, llorando y rechinando sus dientes. El pastor Daniel me dijo que si cada cristiano pudiese ver lo que él vio, no habría necesidad de predicar el evangelio, puesto que cada cristiano viviría el evangelio.
Lo más sorprendente es lo que ocurrió a continuación. El ángel que le escoltaba le dijo al pastor Daniel: "Si se va a apelar a tu historia aquí, sin duda serás arrojado al infierno". El pastor Daniel inmediatamente se defendió diciendo: "¡Yo soy un hombre de Dios! ¡Yo le sirvo con todo mi corazón!". Pero una biblia apareció en la mano del ángel, y fue abierta por Mateo 5 donde Jesús avisó que si uno llama a su hermano tonto es suficientemente culpable para ir al infierno de fuego (ver Mt 5,21-22). El pastor Daniel supo que era culpable por las palabras airadas que había dirigido a su mujer. El ángel también le recordó que Jesús prometió que Dios no perdonará nuestros pecados si nosotros no perdonamos a los demás (ver Mt 6,14-15), porque recogeremos lo que hemos sembrado. Sólo aquellos que son misericordiosos obtendrán misericordia (Mt 5,7). El ángel le dijo a Daniel que las oraciones que hizo cuando estaba muriendo en el hospital no tenían ningún efecto, porque rechazó perdonar a su esposa incluso cuando ella intentó reconciliarse en la mañana de su fatal accidente.
el pastor Daniel lloró ante esta revelación, pero el ángel le dijo que no llorase, porque Dios le iba a enviar de vuelta a la tierra para conceder la petición del hombre rico (ver Lc 16,27-30). Un hombre volvería de entre los muertos y advertiría a la gente acerca del infierno. El ángel dijo que la resurrección de Daniel serviría como un signo y que sería el último aviso para esta generación.
Finalmente, el pastor Daniel fue conducido a lo alto de una montaña, donde había un gran agujero lleno de oscuridad. Allí el ángel que le acompañaba condujo a Daniel hasta un hombre que había allí a quien no reconoció en un principio, pero pronto se dio cuenta de que era el evangelista alemán Reinhard Bonnke. El ángel le dijo a Daniel que ese hombre le ayudaría a difundir el evangelio de la salvación.
Tanto Daniel como el reverendo Bonnke cayeron dentro del hoyo, y entonces fue cuando el pastor Daniel saltó del a mesa donde yacía en la misión "Gracia de Dios". Estaba de nuevo en su cuerpo tras haber estado muerto durante al menos 42 horas, casi dos días completos.
Como puedes imaginar, el pastor Daniel enfatiza enormemente en su predicación la necesidad de perdonar a aquellos que nos han hecho mal, para que nadie sufra el destino que él casi sufrió. Cuán importante es que obedezcamos los mandamientos de Jesús con respecto al perdón y a caminar en el amor los unos para con los otros, así como todo el resto de sus mandatos. Realmente es hora de que la iglesia se arrepienta y procure "la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hb 12,14). No es cuches a falsos maestros que enseñan que en último término la santidad no es esencial para ganar la vida eterna. Jesús avisó que solo aquellos que hagan la voluntad de su Padre entrarán en el reino de los cielos (ver Mt 7,21). No escuches a maestros que dicen que si tú en una ocasión eres salvo ya se te garantiza que serás siempre salvo. Jesús avisó a sus discípulos más cercanos (ver Mt 24,1-3) de la posibilidad de no estar preparados cuando él regresase y de ser lanzados al infierno (ver Mt 24,42-25,46).
Si esperamos que Dios nos perdone, debemos perdonar a los demás. Esto es lo que Jesús prometió solemnemente. ¿Estás preparado para estar delante de Jesús, sincero y sin culpa?
viernes, 5 de septiembre de 2008
viernes, 22 de agosto de 2008
TESTIMONIO de Andrew Murray
Testimonio personal de Andrew Murray
Dado en la Convención de Keswick, en 1895
Encontramos las siguientes palabras en el Salmo 78:34: “Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios”. Cuando me pidieron que diera mi testimonio, yo dije que tenía dudas en cuanto a su conveniencia. Todos sabemos cuán útil es el testimonio de un hombre que pueda decir: “Allí estaba yo; me arrodillé y Dios me ayudó y así entré a una vida mejor”. Sin embargo, yo no puedo decir tal cosa, aunque sé cuánta bendición me han traído con frecuencia tales testimonios para el fortalecimiento de mi propia fe. Quienes deseaban que yo hablase, me dieron esta respuesta: “Tal vez existan muchos en Keswick para quienes un testimonio acerca de una vida de grandes luchas y dificultades sea útil.” Yo respondí: “Si fuere así, déjenme contar, para la gloria de Dios, cómo él me ha conducido.”
Algunos de ustedes habrán oído cómo he hecho énfasis en las dos etapas de la vida cristiana, y del paso de una a la otra. Los primeros diez años de mi vida espiritual los pasé abiertamente en la etapa inferior. Yo era un ministro muy celoso, serio y feliz como ningún otro, en lo tocante al amor por el trabajo. Sin embargo, mi corazón ardía con una insatisfacción e inquietud inexpresables. ¿Por qué? Yo nunca había aprendido, a pesar de mi teología, que la obediencia era posible. Mi justificación por la fe era tan clara como la luz del día. Yo sabía la hora en que recibí de Dios la alegría del perdón.
Recuerdo que en mi pequeño cuarto en Bloemfontein, yo acostumbraba a sentarme y pensar: “¿Cuál es el problema? Aquí estoy yo, consciente de que Dios me justificó en la sangre de Cristo, pero no tengo poder para el servicio”. Mis pensamientos, mis palabras, mis acciones, mi infidelidad – todo me preocupaba. Aunque a mi alrededor todos pensaban que yo era uno de los hombres más consagrados, mi vida estaba llena de la más profunda insatisfacción. Yo luchaba y oraba lo mejor que podía.
Cierto día estaba conversando con un misionero. No creo que él mismo supiese mucho sobre el poder de la santificación – él lo habría admitido. Cuando estábamos conversando, al notar mi sinceridad, él dijo: “Hermano, recuerde que cuando Dios pone un deseo en el corazón, él lo cumple”. Eso me ayudó; pensé en esas palabras más de cien veces. Quiero decirles lo mismo a ustedes que están arrastrándose y luchando en el pantano del desamparo y la duda. El deseo que Dios ponga en sus corazones, él lo cumplirá.
Dios le mostrará su lugar
Yo fui grandemente ayudado en esa época leyendo un libro titulado “Parábolas de la naturaleza”. Una de esas parábolas muestra que después de la creación de la tierra, un cierto día se encontraron un grupo de grillos. Uno de ellos comenzó a decir: “Oh, me siento tan feliz. Durante algún tiempo estuve saltando en busca de un lugar donde morar, pero no encontraba nada que me sirviese. Finalmente me metí dentro de la corteza de un viejo árbol y concluí que ése era el lugar ideal para mí.” Otro dijo: “Yo estuve allá un tiempo, pero no me gustó (era un grillo de campo). Finalmente, me subí a una alta mata de hierba y cuando estaba agarrado a ella y balanceándome al viento, sentí que aquél era el lugar para mí”. Entonces un tercer grillo declaró: “Bien, yo probé con la corteza del viejo árbol y también con la mata de hierba, pero siento que Dios no hizo un lugar para mí y me siento infeliz.”
Entonces la anciana mamá-grillo habló: “Mi hijo: no hable así. Su Creador nunca hizo a alguien sin preparar un lugar para él. Espere y usted lo hallará a su debido tiempo.” Algún tiempo después los mismos grillos se encontraron de nuevo y comenzaron a conversar. La anciana madre dijo: “Ahora hijo mío, ¿qué cuenta usted?”. El grillo respondió: “Lo que la señora dijo aquella vez era verdad. ¿Se acuerdan ustedes de aquellas personas extrañas que estaban aquí? Construyeron una casa e hicieron su hogar, y ¿saben qué? cuando me introduje allí, cerca del fuego, me sentí calentito y descubrí que ese era el lugar que Dios había hecho para mí”.
Esa pequeña parábola me ayudó muchísimo. Si alguien está diciendo que Dios no tiene un lugar para él, confíe en el Señor y espere; Él le ayudará y le mostrará su lugar. Usted sabe cómo Dios guió a Israel durante los cuarenta años en el desierto; así también fue mi tiempo por el desierto. Yo estaba sirviendo al Señor de todo corazón; sin embargo, frecuentemente todo oscurecía y mi corazón clamaba: “Estoy pecando contra el Dios que me ama tanto”.
Así el Señor me guió hasta completar once o doce años en Bloem-fontein. Después me llevó a otra congregación, en Worcester, más o menos en la época en que el Espíritu Santo de Dios estaba siendo derramado en América, Escocia e Irlanda. En 1860, cuando yo completaba seis meses en esa congregación, Dios derramó su Espíritu en respuesta a mi predicación, especialmente cuando yo viajaba de un lado a otro del país, y recibí una bendición indescriptible. La primera edición holandesa de mi libro “Permaneced en Cristo” fue escrita en aquella época. Sería bueno mencionar que un ministro o autor cristiano puede frecuentemente ser llevado a decir más de lo que ha experimentado.
En ese entonces yo no había experimentado todo lo que escribí. No puedo decir que lo he experimentado todo perfectamente, ni siquiera ahora mismo. Pero si fuéremos sinceros al buscar, confiando en Dios en todas las circunstancias y recibiendo siempre la verdad, Él hará que ella permanezca en nuestros corazones. Pero permítanme advertirles a no hallar mucha satisfacción en sus propios pensamientos o en los pensamientos de otros. Los más profundos y más hermosos pensamientos no pueden alimentar el alma, a menos que usted vaya a Dios y deje que Él le conceda realidad y fe.
Buscando y recibiendo
Dios me ayudó, y durante siete u ocho años seguí adelante, siempre investigando y buscando, pero también siempre recibiendo. Lo que queremos es confiar más en Dios. Él me ayudó a confiar en él, en las tinieblas y en la luz. Después, en 1870, vino el gran Movimiento de Santidad. Las cartas que aparecieron en la revista “El Despertar Espiritual” me tocaron profundamente, y estuve en comunión íntima con lo que sucedió en Oxford y Brighton, y todo eso me ayudó.
Si he de hablar sobre mi consagración, tal vez pudiese contar sobre una noche en mi escritorio en Ciudad de El Cabo. Sin embargo, no puedo decir que eso fuera mi liberación, porque yo todavía estaba luchando. Yo diría que lo que nosotros necesitamos es la obediencia completa. No seamos como Saúl, que después de haber sido ungido, falló en el caso de Agag, en aceptar el juicio máximo de Dios contra el pecado.
Más tarde, mi mente se concentró mucho en el bautismo del Espíritu Santo, y me entregué a Dios tan completamente como pude, para recibir este bautismo del Espíritu. Pero todavía me sentía un fracasado; que Dios me perdone por eso. De alguna forma, era como si yo no pudiese conseguir lo que quería. A través de todos estos tropiezos, Dios me condujo, sin ninguna experiencia especial que pueda mencionar. Pero ahora, cuando miro hacia atrás, creo que Él me estaba dando más y más de su bendito Espíritu, si lo hubiese yo sabido mejor.
Últimas enseñanzas
Tal vez mi ayuda a ustedes sea mayor si yo no hablase de alguna experiencia en especial, sino de lo que Dios me ha dado ahora en contraste con los diez primeros años de mi vida cristiana.
En primer lugar, he aprendido a presentarme delante de Dios cada día, como un vaso listo para ser llenado de su Espíritu Santo. Él me ha llenado de la bendita seguridad de que, como eterno Dios, ha asegurado su propia obra en mí. Si existe una lección que estoy aprendiendo día a día es ésta: que Dios es quien obra todo en todos. ¡Oh, si yo pudiese ayudar a cada hermano o hermana a comprender eso! Voy a decirles dónde ustedes probablemente están fallando: Todavía no creen de todo corazón que Él está desarrollando su salvación en ustedes. Ustedes pueden dar fe de que si un pintor comienza una pintura, él debe saber cómo va cada tonalidad y cada toque en el lienzo. Asimismo, ustedes dan fe que si un carpintero fabrica una mesa o un banco, él sabe cómo hacer su trabajo. Pero ustedes no creen que el Dios eterno esté formando la imagen de su Hijo en ustedes, como cualquier hermana aquí haría una labor de fantasía o adorno siguiendo el modelo en cada detalle.
Piense en esto: “¿No podrá Dios obrar en mí el objeto de su amor?”. Esta labor debe ser perfecta, cada punto necesita estar en su lugar. Así que, recuerde: ningún minuto de su vida debe pasar sin Dios. No creemos en eso; más bien queremos que Dios aparezca de vez en cuando – por ejemplo, por la mañana; y después pasamos dos o tres horas por nuestra cuenta, y entonces Él puede aparecer de nuevo. ¡No! Dios debe ser, en cada momento, aquel que trabaja en su alma.
Una vez estaba predicando, y vino una señora a hablar conmigo. Era una mujer muy religiosa, y yo le pregunté: “¿Cómo le va?”. Su respuesta fue: “Ay, como siempre, a veces luz, a veces tinieblas”. “Mi querida hermana, ¿dónde encontramos eso en la Biblia?”. Ella dijo: “Tenemos el día y la noche en la naturaleza, y así exactamente ocurre con nuestras almas”. “¡No, no! En la Biblia nosotros leemos: ‘Tu sol no se pondrá jamás’. Déjeme creer que soy hijo de Dios, y que el Padre, en Cristo, a través del Espíritu Santo, puso su amor en mí y puedo habitar en su presencia, no sólo esporádicamente, sino permanentemente. El velo fue rasgado; el lugar Santísimo fue abierto. Por la gracia de mi Dios, debo hacer de ese lugar mi habitación, y allí mi Dios me va a enseñar lo que yo nunca podría haber aprendido mientras estuve al lado de afuera. Mi hogar es siempre el amor constante del Padre que está en los cielos.
Sólo el comienzo
Ustedes me preguntarán: “¿Usted está satisfecho? ¿Consiguió todo lo que quería?”. ¡Dios no permita tal cosa! Con el sentimiento más profundo de mi alma puedo decir que estoy satisfecho con Jesús ahora, pero existe también la conciencia de cuánto más plena puede ser la revelación de la excelente grandeza de Su gracia. Nunca dudemos en decir: “Esto es sólo el comienzo”. cuando somos llevados para adentro del lugar Santísimo, estamos apenas comenzando a ocupar nuestra posición correcta con el Padre.
Que Dios nos muestre nuestra propia insignificancia y nos transforme a la imagen de su Hijo, ayudándonos para salir y ser una bendición para nuestros semejantes. Confiemos en Él y alabémoslo, aun estando conscientes de nuestra completa indignidad, conociendo nuestro fracaso y nuestra tendencia pecaminosa. De todas maneras, creamos que nuestro Dios se complace en habitar en nosotros y esperemos incesantemente Su gracia aún más abundante
Dado en la Convención de Keswick, en 1895
Encontramos las siguientes palabras en el Salmo 78:34: “Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios”. Cuando me pidieron que diera mi testimonio, yo dije que tenía dudas en cuanto a su conveniencia. Todos sabemos cuán útil es el testimonio de un hombre que pueda decir: “Allí estaba yo; me arrodillé y Dios me ayudó y así entré a una vida mejor”. Sin embargo, yo no puedo decir tal cosa, aunque sé cuánta bendición me han traído con frecuencia tales testimonios para el fortalecimiento de mi propia fe. Quienes deseaban que yo hablase, me dieron esta respuesta: “Tal vez existan muchos en Keswick para quienes un testimonio acerca de una vida de grandes luchas y dificultades sea útil.” Yo respondí: “Si fuere así, déjenme contar, para la gloria de Dios, cómo él me ha conducido.”
Algunos de ustedes habrán oído cómo he hecho énfasis en las dos etapas de la vida cristiana, y del paso de una a la otra. Los primeros diez años de mi vida espiritual los pasé abiertamente en la etapa inferior. Yo era un ministro muy celoso, serio y feliz como ningún otro, en lo tocante al amor por el trabajo. Sin embargo, mi corazón ardía con una insatisfacción e inquietud inexpresables. ¿Por qué? Yo nunca había aprendido, a pesar de mi teología, que la obediencia era posible. Mi justificación por la fe era tan clara como la luz del día. Yo sabía la hora en que recibí de Dios la alegría del perdón.
Recuerdo que en mi pequeño cuarto en Bloemfontein, yo acostumbraba a sentarme y pensar: “¿Cuál es el problema? Aquí estoy yo, consciente de que Dios me justificó en la sangre de Cristo, pero no tengo poder para el servicio”. Mis pensamientos, mis palabras, mis acciones, mi infidelidad – todo me preocupaba. Aunque a mi alrededor todos pensaban que yo era uno de los hombres más consagrados, mi vida estaba llena de la más profunda insatisfacción. Yo luchaba y oraba lo mejor que podía.
Cierto día estaba conversando con un misionero. No creo que él mismo supiese mucho sobre el poder de la santificación – él lo habría admitido. Cuando estábamos conversando, al notar mi sinceridad, él dijo: “Hermano, recuerde que cuando Dios pone un deseo en el corazón, él lo cumple”. Eso me ayudó; pensé en esas palabras más de cien veces. Quiero decirles lo mismo a ustedes que están arrastrándose y luchando en el pantano del desamparo y la duda. El deseo que Dios ponga en sus corazones, él lo cumplirá.
Dios le mostrará su lugar
Yo fui grandemente ayudado en esa época leyendo un libro titulado “Parábolas de la naturaleza”. Una de esas parábolas muestra que después de la creación de la tierra, un cierto día se encontraron un grupo de grillos. Uno de ellos comenzó a decir: “Oh, me siento tan feliz. Durante algún tiempo estuve saltando en busca de un lugar donde morar, pero no encontraba nada que me sirviese. Finalmente me metí dentro de la corteza de un viejo árbol y concluí que ése era el lugar ideal para mí.” Otro dijo: “Yo estuve allá un tiempo, pero no me gustó (era un grillo de campo). Finalmente, me subí a una alta mata de hierba y cuando estaba agarrado a ella y balanceándome al viento, sentí que aquél era el lugar para mí”. Entonces un tercer grillo declaró: “Bien, yo probé con la corteza del viejo árbol y también con la mata de hierba, pero siento que Dios no hizo un lugar para mí y me siento infeliz.”
Entonces la anciana mamá-grillo habló: “Mi hijo: no hable así. Su Creador nunca hizo a alguien sin preparar un lugar para él. Espere y usted lo hallará a su debido tiempo.” Algún tiempo después los mismos grillos se encontraron de nuevo y comenzaron a conversar. La anciana madre dijo: “Ahora hijo mío, ¿qué cuenta usted?”. El grillo respondió: “Lo que la señora dijo aquella vez era verdad. ¿Se acuerdan ustedes de aquellas personas extrañas que estaban aquí? Construyeron una casa e hicieron su hogar, y ¿saben qué? cuando me introduje allí, cerca del fuego, me sentí calentito y descubrí que ese era el lugar que Dios había hecho para mí”.
Esa pequeña parábola me ayudó muchísimo. Si alguien está diciendo que Dios no tiene un lugar para él, confíe en el Señor y espere; Él le ayudará y le mostrará su lugar. Usted sabe cómo Dios guió a Israel durante los cuarenta años en el desierto; así también fue mi tiempo por el desierto. Yo estaba sirviendo al Señor de todo corazón; sin embargo, frecuentemente todo oscurecía y mi corazón clamaba: “Estoy pecando contra el Dios que me ama tanto”.
Así el Señor me guió hasta completar once o doce años en Bloem-fontein. Después me llevó a otra congregación, en Worcester, más o menos en la época en que el Espíritu Santo de Dios estaba siendo derramado en América, Escocia e Irlanda. En 1860, cuando yo completaba seis meses en esa congregación, Dios derramó su Espíritu en respuesta a mi predicación, especialmente cuando yo viajaba de un lado a otro del país, y recibí una bendición indescriptible. La primera edición holandesa de mi libro “Permaneced en Cristo” fue escrita en aquella época. Sería bueno mencionar que un ministro o autor cristiano puede frecuentemente ser llevado a decir más de lo que ha experimentado.
En ese entonces yo no había experimentado todo lo que escribí. No puedo decir que lo he experimentado todo perfectamente, ni siquiera ahora mismo. Pero si fuéremos sinceros al buscar, confiando en Dios en todas las circunstancias y recibiendo siempre la verdad, Él hará que ella permanezca en nuestros corazones. Pero permítanme advertirles a no hallar mucha satisfacción en sus propios pensamientos o en los pensamientos de otros. Los más profundos y más hermosos pensamientos no pueden alimentar el alma, a menos que usted vaya a Dios y deje que Él le conceda realidad y fe.
Buscando y recibiendo
Dios me ayudó, y durante siete u ocho años seguí adelante, siempre investigando y buscando, pero también siempre recibiendo. Lo que queremos es confiar más en Dios. Él me ayudó a confiar en él, en las tinieblas y en la luz. Después, en 1870, vino el gran Movimiento de Santidad. Las cartas que aparecieron en la revista “El Despertar Espiritual” me tocaron profundamente, y estuve en comunión íntima con lo que sucedió en Oxford y Brighton, y todo eso me ayudó.
Si he de hablar sobre mi consagración, tal vez pudiese contar sobre una noche en mi escritorio en Ciudad de El Cabo. Sin embargo, no puedo decir que eso fuera mi liberación, porque yo todavía estaba luchando. Yo diría que lo que nosotros necesitamos es la obediencia completa. No seamos como Saúl, que después de haber sido ungido, falló en el caso de Agag, en aceptar el juicio máximo de Dios contra el pecado.
Más tarde, mi mente se concentró mucho en el bautismo del Espíritu Santo, y me entregué a Dios tan completamente como pude, para recibir este bautismo del Espíritu. Pero todavía me sentía un fracasado; que Dios me perdone por eso. De alguna forma, era como si yo no pudiese conseguir lo que quería. A través de todos estos tropiezos, Dios me condujo, sin ninguna experiencia especial que pueda mencionar. Pero ahora, cuando miro hacia atrás, creo que Él me estaba dando más y más de su bendito Espíritu, si lo hubiese yo sabido mejor.
Últimas enseñanzas
Tal vez mi ayuda a ustedes sea mayor si yo no hablase de alguna experiencia en especial, sino de lo que Dios me ha dado ahora en contraste con los diez primeros años de mi vida cristiana.
En primer lugar, he aprendido a presentarme delante de Dios cada día, como un vaso listo para ser llenado de su Espíritu Santo. Él me ha llenado de la bendita seguridad de que, como eterno Dios, ha asegurado su propia obra en mí. Si existe una lección que estoy aprendiendo día a día es ésta: que Dios es quien obra todo en todos. ¡Oh, si yo pudiese ayudar a cada hermano o hermana a comprender eso! Voy a decirles dónde ustedes probablemente están fallando: Todavía no creen de todo corazón que Él está desarrollando su salvación en ustedes. Ustedes pueden dar fe de que si un pintor comienza una pintura, él debe saber cómo va cada tonalidad y cada toque en el lienzo. Asimismo, ustedes dan fe que si un carpintero fabrica una mesa o un banco, él sabe cómo hacer su trabajo. Pero ustedes no creen que el Dios eterno esté formando la imagen de su Hijo en ustedes, como cualquier hermana aquí haría una labor de fantasía o adorno siguiendo el modelo en cada detalle.
Piense en esto: “¿No podrá Dios obrar en mí el objeto de su amor?”. Esta labor debe ser perfecta, cada punto necesita estar en su lugar. Así que, recuerde: ningún minuto de su vida debe pasar sin Dios. No creemos en eso; más bien queremos que Dios aparezca de vez en cuando – por ejemplo, por la mañana; y después pasamos dos o tres horas por nuestra cuenta, y entonces Él puede aparecer de nuevo. ¡No! Dios debe ser, en cada momento, aquel que trabaja en su alma.
Una vez estaba predicando, y vino una señora a hablar conmigo. Era una mujer muy religiosa, y yo le pregunté: “¿Cómo le va?”. Su respuesta fue: “Ay, como siempre, a veces luz, a veces tinieblas”. “Mi querida hermana, ¿dónde encontramos eso en la Biblia?”. Ella dijo: “Tenemos el día y la noche en la naturaleza, y así exactamente ocurre con nuestras almas”. “¡No, no! En la Biblia nosotros leemos: ‘Tu sol no se pondrá jamás’. Déjeme creer que soy hijo de Dios, y que el Padre, en Cristo, a través del Espíritu Santo, puso su amor en mí y puedo habitar en su presencia, no sólo esporádicamente, sino permanentemente. El velo fue rasgado; el lugar Santísimo fue abierto. Por la gracia de mi Dios, debo hacer de ese lugar mi habitación, y allí mi Dios me va a enseñar lo que yo nunca podría haber aprendido mientras estuve al lado de afuera. Mi hogar es siempre el amor constante del Padre que está en los cielos.
Sólo el comienzo
Ustedes me preguntarán: “¿Usted está satisfecho? ¿Consiguió todo lo que quería?”. ¡Dios no permita tal cosa! Con el sentimiento más profundo de mi alma puedo decir que estoy satisfecho con Jesús ahora, pero existe también la conciencia de cuánto más plena puede ser la revelación de la excelente grandeza de Su gracia. Nunca dudemos en decir: “Esto es sólo el comienzo”. cuando somos llevados para adentro del lugar Santísimo, estamos apenas comenzando a ocupar nuestra posición correcta con el Padre.
Que Dios nos muestre nuestra propia insignificancia y nos transforme a la imagen de su Hijo, ayudándonos para salir y ser una bendición para nuestros semejantes. Confiemos en Él y alabémoslo, aun estando conscientes de nuestra completa indignidad, conociendo nuestro fracaso y nuestra tendencia pecaminosa. De todas maneras, creamos que nuestro Dios se complace en habitar en nosotros y esperemos incesantemente Su gracia aún más abundante
VUELVE ESPIRITU SANTO A TU IGLESIA
Espíritu Santo, vuelve a tu iglesia
Por David Wilkerson
Cuando Dios engendro su iglesia, el derramo de su Espíritu Santo sobre ella. El la bautizo en el Espíritu Santo, la lleno con el Espíritu, y la ungió con el Espíritu. Y dondequiera que el Espíritu de Dios está presente, hay pruebas o evidencias claras. Pero si estas evidencias no se ven, entonces el Espíritu Santo no está presente.
Mi pregunta es la siguiente, ¿Muestra la iglesia moderna estas evidencias? ¿Lo muestra tu iglesia? ¿Esta moviéndose en el poder del Espíritu Santo? Además, ¿muestra tu vida estas evidencias? ¿Estas viviendo y caminando en la plenitud del Espíritu?
Joel profetizo que cuando el Espíritu llegara, una evidencia de su presencia seria enseñanza profética. Joel describió esto como un tiempo excitante cuando creyentes mayores tendrían sueños espirituales y los jóvenes recibiría visiones. El pueblo de Dios experimentaría maravillosas liberaciones, y lo seguiría una gran cosecha de almas.
El profeta Isaías también describió lo que sucede cuando el Espíritu Santo cae sobre un pueblo. Él profetiza: “hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil y el campo fértil será como un bosque.” (Isaías 32:15).
Isaías esta diciendo: “Cuando venga el Espíritu Santo, lo que una vez fue un desierto estéril se convierte en un campo fértil. Una porción de tierra muerta de repente reboza con frutos. Y esta no es una cosecha temporera. Ese campo de frutos crecerá en un bosque. Y podrás sacar cortes de este bosque año tras año, y aumentara tu fruto continuamente.”
Isaías añade: “Habitará el juicio en el desierto y en el campo fértil morará la justicia.” (32:16). Según el profeta, el Espíritu Santo también trae consigo un mensaje de juicio contra el pecado. Y ese mensaje produce rectitud en el pueblo.
De repente, la predica del ministro cambia. Ya no se conforma con un sermón muerto o seco. Al contrario, predica la Palabra pura de Dios, y el mensaje es encendido con convicción. Ahora, el pueblo soñoliento se da cuenta: “Esto tiene la unción del Espíritu Santo. Puedo traer a mis amistades deslizadas, y puedo estar seguro que el Espíritu le hablara a sus corazones.”
Ahora, el Espíritu Santo siempre comienza su obra en el pulpito. Si el juicio comienza en la casa de Dios, es solo correcto que el Señor comience su obra con sus pastores. Él trata amorosamente con ellos, convenciéndolos de cada ídolo, cada lujuria carnal, cada medida del yo que se exalta contra el conocimiento de Dios. Ciertamente, esa es la obra del Espíritu: convencer de pecado, justicia y juicio.
Aun así, Isaías no esta refiriéndose a un solo derramar del Espíritu, lo que algunos piensan que es un “avivamiento.” Isaías esta describiendo algo que permanece. Estudios por sociólogos cristianos muestra que la mayoría de los avivamientos del presente dura por lo menos cinco años y dejan mucha confusión y disensión. Conozco iglesias donde los tal llamados avivamientos tomaron lugar, pero ahora, dentro de pocos años, no queda señal del Espíritu. Esas iglesias están muertas, secas y vacías. Casas que una vez tenían 1,000 ahora son tumbas cavernosas, solamente con cincuenta personas en asistencia.
Sin embargo, también conozco iglesias donde el Espíritu fue derramado cincuenta años atrás, y Dios aun obra poderosamente allí hoy. Esta es la obra del Espíritu que Isaías describe.
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Una vez que el Espíritu se va o es levantado
de una iglesia, ya no hay freno.
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Ya no hay un clamor contra la carne y la necedad que infiltra la casa de Dios. Vemos esto en una carta que recibí de un pastor dedicado quien sirve en una de las más grandes denominaciones protestantes. Él gime sobre lo que tomo lugar en la conferencia anual de su denominación:
“Votamos apoyando el aborto parcial, aun cuando el Congreso de los Estados Unidos ha votado en contra. Que tristeza cuando el Congreso es más piadoso que una iglesia.
“Nuestro nuevo moderador, quien va a servir como portavoz por los próximos dos años, abiertamente apoya la ordenación de homosexuales y lesbianas, y es, de hecho, de una congregación ‘más iluminada’ (llamada así porque ellos creen que tienen ‘mas luz’ que los demás sobre el asunto de homosexualidad). Como ministro en esta denominación, ahora me permiten bendecir uniones del mismo sexo. ¿Cómo puedo bendecir a aquello que Dios llama perverso?
“Votamos sobre si debemos quitar de nuestra constitución el lenguaje que prohíbe la ordenación de homosexuales que afirman y practican esa vida. Gracias, que ese voto no pasó, pero el voto estuvo a 259-255 – solo cuatro votos de abominación total. Las iglesias ‘más luz’ están regocijándose porque creen que en la próxima asamblea – en 2006 – el voto para ordenar a homosexuales pasara. Creo que tienen razón.
“¡Dios tenga misericordia de nosotros!”
Este hombre se ve forzado a abandonar su denominación, porque parece que el Espíritu Santo fue levantado. Ya no hay una fuerza que frene el pecado o la carne, así que todo es valido. Y todo el infierno abre paso.
Cuando el Espíritu Santo viene, su primera obra es limpiar su iglesia. Él quita cualquier cosa que frena el fluir del Espíritu de Dios. Y eso significa limpia a cada individuo. Toda carne es echada fuera. Los chismosos y otros que tienen una lengua amarga contra lo piadoso son expuestos. Aquellos que mienten y acusan falsamente a los demás son aislados y obligados a enfrentar la verdad. Pronto, aquellos que causan conflictos viven bajo una nube oscura creadas por ellos mismos.
Así sucedió en Pentecostés, cuando llegó el Espíritu. La Escritura dice que cuando Pedro comenzó a predicar con la unción del Espíritu, los corazones de las personas fueron tocados. Ellos preguntaron: “¿Qué debemos hacer para ser salvos?” Miles vinieron a Cristo ese día. No necesitaron ser convencidos a través de bombo o entretenimiento profesional. No, ellos reconocieron su pecado y querían ser libres.
Y aquellos que no enfrentaban su pecado oculto eran expuestos. De hecho, una pareja – Ananías y Safira – pagaron con su vida por su engaño. Puedes salirte con la tuya con pecado oculta en iglesias muertas y secas, pero no puedes en una iglesia donde el Espíritu Santo está presente.
Ves, el Espíritu Santo es también el administrador de la paz de Cristo. Él proporciona paz tanto al pulpito como a los bancos. Sin embargo, no puede haber paz sin rectitud. Isaías sigue su profecía de la siguiente manera: “El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo.” (Isaías 32:17-18).
La paz viene porque la rectitud o justicia esta obrando. El Espíritu Santo esta ocupado sacando toda inquietud, perturbación y condenación. Lo que sigue es paz mental, paz en el hogar, y paz en la casa de Dios. Y cuando el pueblo de Dios tiene la paz de Cristo, no son fácilmente movidos de ella: “Cuando caerá granizo en los montes y la ciudad será del todo abatida. ¡Dichosos vosotros, los que sembráis junto a todas las aguas y dejáis sueltos al buey y al asno!” (32:19-20).
La profecía de Isaías acerca del Espíritu Santo fue dirigida a Israel durante el reinado de Uzias. Pero también se aplica al pueblo de Dios hoy en día. Es conocida como una doble profecía. El hecho es, cada generación necesita un derramamiento del Espíritu Santo. Y yo creo que la iglesia hoy no ha visto nada comparado con lo que el Espíritu Santo quiere hacer.
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Isaías nos muestra lo que sucede cuando
el Espíritu Santo se ha apartado.
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También hay evidencias claras cuando el Espíritu no está presente o no ha sido derramado. Isaías describe estas terribles condiciones: “De aquí a algo más de un año tendréis espanto,… porque la vendimia faltará y no llegará la cosecha. ¡Temblad,… turbaos,… lamentarán por los campos deleitosos, por las viñas fértiles! Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casasen que hay alegría en la ciudad alegre.” (Isaías 32:10-13).
En otras palabras: “Tu vida no será fructífera. Tu familia, tu iglesia, tus relaciones se estancaran espiritualmente. ¡Despierta! Necesitas que el Espíritu Santo regrese.”
¿Cuáles son los espinos y cardos que Isaías describe aquí? Significan vacío, sequía, decepción. Tales tiempos vienen a menudo en forma de congregantes impíos que se levantan y crean estragos. Por todo el mundo, en nuestras reuniones de ministros, mi equipo y yo nos reunimos con cientos de pastores quienes testifican de tales espinos. Hablan de ser afligidos en el espíritu por algún individuo o camarilla quienes creen ser la autoridad espiritual.
Estos espinos indomables, indisciplinados, continuamente comenzando caos. Ellos han perseguido a cada pastor que ha servido en su iglesia, acosándolos y regando chisme. Ellos piensan que el ministro debe ser pobre, trabajando como un esclavo. Y terminan asustando a cada nuevo convertido. La iglesia se mantiene pequeña por sus constantes perturbaciones.
Como resultado, muchos pastores están listos para darse por vencidos. No ven ningún fruto en su ministerio, y ahora están cansados, hastiados, gastados hasta la nada. Sus esposas han visto cuan deprimidos se han puesto, como han perdido el animo. Así que los animan, “Cariño, por favor deja el pastorado. Tú no tienes que soportar esta clase de presión. Hasta un trabajo secular seria mejor que esto.”
Ya, iglesias alrededor del mundo están cerrando por docenas al día. Cuando nuestro ministerio estuvo en Inglaterra el año pasado, doce edificios de iglesias grandes fueran “de-santificados” queriendo decir que sus puertas fueron cerradas para siempre. Algunas fueron vendidas para convertirlas en clubes nocturnos. Una hasta fue vendida a un grupo ocultista, para convertirla en un museo de lo oculto.
Las personas ‘espinosas’ que contribuyen a esta tragedia son como los padres israelitas que salieron de Egipto. Aquellos hombres indomables seguían levantándose contra la autoridad de Moisés. Y con el tiempo no pudieron ser salvos, a causa de sus desvergonzadas murmuraciones y quejas. Dios también advirtió a Israel: “Pero si no echáis a los habitantes del país de delante de vosotros, sucederá que los que de ellos dejéis serán como aguijones en vuestros ojos y como espinas en vuestros costados, y os afligirán en la tierra sobre la que vais a habitar.” (Números 33:55).
La verdad es, tales personas no se pueden cambiar. Vivirán y morirán en el desierto de desesperación y confusión, tal como hicieron en Israel. Sus corazones, simplemente, se endurecen más y más, hasta que llegar a estar totalmente resistentes al Espíritu Santo.
Ahora mismo, yo creo que la iglesia de Jesucristo necesita una limpieza interna. Y ningún predicador o evangelista tiene el poder para limpiar la casa. No se puede hacer a través de carisma, poder o habilidades. No, lo último que la iglesia necesita es otra cosa hecha por el hombre, o un juego de libros, o una lista de métodos para motivar a una congregación muerta. Esas cosas llegan a ser lo que los profetas llamaron “ir a Egipto por ayuda…confiando en el brazo de la carne.”
El limpiar la casa de Dios es obra solo del Espíritu Santo. Y cuando el viene, su obra es completa, desde arriba hasta abajo, desde el pulpito a los bancos. No importa cuan grande sea la iglesia; puede enumerar entre los miles. El hecho es, si esa iglesia no esta llena con la rectitud del Espíritu Santo – si no hay un ministro lleno del Espíritu en el pulpito, si el pecado no es denunciado y dejado, si no hay un altar de arrepentimiento – solo habrá vacío. Esa iglesia es una casa de muerte.
Como pastor, tengo que reconocer que es posible para mí permitir que el Espíritu Santo gotee de mi alma. Preguntas, “¿gotee?” Si, el Espíritu Santo habita en nosotros como un pozo de agua viva. Y si mi corazón no esta en reposo – si me desanimo y pierdo mi paz, si me plazco en introspección, si permito que sentimientos de fracaso permanezcan en mi espíritu, si entretengo pensamientos de abandonar el ministro a causa de dificultades – entonces yo sé que permití que el agua viviente del Espíritu gotee fuera de mi vida.
A veces, te preguntaras, “¿Por qué mi alma esta turbada? ¿Por qué estoy tan desanimado? ¿Por qué tengo todos estos temores?” Debes saber, que eso es siempre un asunto del Espíritu Santo. Como dice Isaías, cuando el Espíritu Santo es derramado, el resultado es paz. Y si ese efecto no está presente – si aun hay tumulto – entonces tenemos que mirar en nuestro propio corazones. Isaías muestra claramente que todo problema, infructuosidad y desesperación son de la falta de apropiarse del poder del Espíritu Santo.
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¿Por qué el Espíritu Santo no fue derramado sobre este pueblo?
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Nuevamente, Isaías nos lo dice como es. Él dice que el Espíritu no fue derramado a causa del descuido y comodidad de Israel. En resumen, el problema fue vagancia espiritual. “¡Mujeres indolentes, levantaos! ¡Oíd mi voz, hijas confiadas, escuchad mi razón!” (Isaías 32:9).
La frase, “Ustedes mujeres” [en ingles] en realidad se refieren a toda la congregación. Esta metáfora aparece a través de las Escrituras: Cantares de Salomón se refiere a los escogidos de Dios como “hijas de Jerusalén.” El Salmo 45:13 habla de Israel como “la hija del rey.” En otra parte del Antiguo Testamento la frase “hijas de Sión” es usada. Y por supuesto, en el Nuevo Testamento, la iglesia es conocida como la “novia de Cristo.”
Dos veces Dios advierte a Israel acerca de estar cómodos. Primero leemos, “¡Mujeres indolentes, levantaos! ¡Oíd mi voz, hijas confiadas,…!” Luego Isaías añade, ¡Temblad, indolentes; turbaos, confiadas!…” (Isaías 32:11). La palabra hebrea para indolente aquí significa “audaz, confiada.” Lo que sé esta diciendo aquí es, “Levántate de tu comodidad, O creyente. Eres audaz en tu pecado. Estas tan confiado en ti mismo que te has convertido en un vago espiritualmente. ¡Sacúdete de este estado de descuido!”
Mientras miro alrededor de la iglesia hoy, veo multitudes de creyentes recostados en camas de confianza propia. Ellos desprecian los mensajes proféticos y cierran sus oídos a toda advertencia a despertar. Tales creyentes están durmiendo en la misma hora de la media noche.
Amos escribe, “¡Ay de los que reposan en Sión y de los que confían en el monte de Samaria…! ¡Vosotros, que creéis alejar el día malo, acercáis el reino de la maldad! Duermen en camas de marfil y reposan sobre sus lechos; comen… gorjean al son de la… musicales,… beben vino en tazones y se ungen con los perfumes más preciosos, pero no se afligen por el quebrantamiento de José.” (Amos 6:1, 3-6).
Cuando Isaías escribe, ¡Temblad, indolentes; turbaos…,!” la palabra para turbaos significa “temblar con temor.” Dios les esta hablando a iglesias muertas aquí. Les esta advirtiendo que perdieron el Espíritu. Más bien, se convirtieron en iglesias que se mueven en la carne, no sirviéndole a la gente pan o agua viva sino paja y rastrojo. Les encanta el entretenimiento, así que no quieren un profeta en sus medios. Están más interesados en los números que en el arrepentimiento y la rectitud.
Amados, la advertencia de Isaías nunca fue tan relevante como ahora mismo. Siento una turbación divina en mi alma, a causa de lo que veo que esta por venir. Todo lo que va a tomar será una sola bomba terrorista, matando cientos o quizás cientos de miles. Y en una hora, el mundo entero estará en pánico.
No lo queremos escuchar, pero hasta los líderes mundiales están advirtiendo acerca de esta probabilidad. Algunos expertos dicen que la situación no es un asunto de “sí” sino de “cuando.” Pronto, las propias palabras proféticas de Jesús se cumplirán ante nuestros ojos, mientras los corazones de los hombres les fallaran a causa del temor. ¿Cuántos sufrirán ataques al corazón mientras los mercados mundiales caen… mientras multitudes llenan las carreteras, huyendo a las montañas y los desiertos… mientras que los lideres mundiales tiemblan y se esconden en sus escondites… mientras millones de jóvenes corren salvajes por las calles, totalmente desenfrenados, porque están convencidos que morirán mañana?
En cierto tiempo, muchos cristianos protestarían sobre esta clase de predicación, gritando, “Para, no podemos con esto. Es demasiado molesto. Danos un mensaje positivo.” Yo creo que esos mismos cristianos gritarían, “¡Imposible! Si yo me parara ante ellos en Agosto del 2001 y declarara, “En una sola hora, las Torres Gemelas caerán, derrumbadas por dos terroristas. Miles morirán, y el mundo entero llorara.” Me acusarían, “¡Estas tratando de asustarnos!”
Esta programado para predicar en España este mes. Si hubiese visitado ese país unos cuantos años atrás, y profetizaría que cientos morirían a causa de un bombardeo terrorista de un tren, pocos me hubieran creído. Trato de imaginarme predicando en Rusia el año pasado, y diciendo que esa nación lloraría porque cientos de niños escolares serian asesinados por terroristas que lo tomaron como rehenes. Tal mensaje sonaría increíble.
La verdad es, que ya tuvimos un vistazo de lo que viene, en Florida y en el Sur durante esos horribles huracanes. Todos los caminos al Sur fueron cerrados, mientras que carriles hacia el norte estaban atorados con millones tratando de huir de una naturaleza salvaje. Estaciones de servicio de gasolina cerraron pronto por falta de gas, y los hoteles estaban llenos. La gente terminó solo conduciendo, sin lugar donde ir. El daño en esa región esta estimado en los billones de dólares.
La profecía de Isaías advierte, “Cuando caerá granizo en los montes y la ciudad será del todo abatida.” (Isaías 32:19). En resumen, estas catástrofes atmosféricas son los avisos de Dios. Él gobierna y reina sobre las fuerzas de la naturaleza. Y nunca en la historia él ha traído juicio sobre un pueblo sin enviarles advertencia tras advertencia, en amor.
¿Cómo debemos prepararnos para las cosas terribles por venir? Con arrepentimiento, según Isaías: “¡Mujeres indolentes, levantaos! ¡Oíd mi voz, hijas confiadas, escuchad mi razón! De aquí a algo más de un año tendréis espanto, mujeres confiadas; porque la vendimia faltará y no llegará la cosecha. ¡Temblad, indolentes; turbaos, confiadas! …. Golpeándose el pecho lamentarán…” (32:9-12).
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En esa hora terrible cuando todo lo que
puede ser sacudido será sacudido,
¿dónde estará la iglesia?
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¿Dónde estarán los pastores que han estado encerrados con Dios? ¿Dónde encontraremos pastores encendidos con el Espíritu Santo, hombres que puedan ofrecer esperanza y arrepentimiento?
¿Dónde podrán encontrar las multitudes que huyen iglesias que ofrezcan un lugar de refugio, donde el Espíritu Santo los calme con verdad? En tales iglesias, nadie estará chismoseando o enfocado en las cosas insignificantes de la vida. Nadie descuidara su caminar con Jesús. Nadie hablara acerca del crecimiento de la iglesia, o saldrá a los teatros a sentarse con los escarnecedores recibiendo suciedad. No, solo habrá un asunto para cada pastor y laico en tales iglesias: “¿Tengo un suministro del Espíritu Santo dentro de mí? ¿Tengo su provisión para ministrar a otros a mí alrededor que están enloquecidos por el temor?”
Así, ¿cómo podemos prepararnos los ministros? ¿Qué deben hacer las congregaciones? Isaías nos dice que no puede haber esperanza, ni cosecha futura, ni fruto, “hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto.” (Isaías 32:15). Cada iglesia, cada ministerio, cada pastor, y cada creyente debe experimentar un derramamiento del Espíritu antes que lleguen los juicios venideros.
Permíteme recordarte las palabras de Isaías: “Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo.” (32:18). Dondequiera que el Espíritu es derramado, hay paz, quietud, seguridad. Sí, vendrá un tiempo de violencia, terror, pánico y desesperación de las naciones. Pero en esa hora, Dios tendrá pastores y un pueblo santo quienes le buscan por un suministro fresco del Espíritu Santo. Esta gente ya esta adorándole en verdad, y confiando en el por un Pentecostés personal. De sus vidas fluirán ríos de agua viva.
Ciertamente, mientras las fuerzas destructivas de la naturaleza son desatadas, y nuestros lugares de orgullo y comercio son humillados, el Espíritu será derramado de lo alto. Pero este derramamiento solo caerá sobre aquellos quienes oran. Vendrá solo sobre aquellos que tiemblan a la Palabra de Dios, quienes se levantan de su sueño, quienes se deshacen de toda confianza en la carne, y buscan que les sea dados un espíritu quebrantado y un corazón contrito.
Además, las Escrituras nos dicen que el Espíritu Santo es dado solo a aquellos que lo piden en fe. Te pregunto: ¿Has sido lleno del Espíritu Santo? ¿Has vivido, caminado y movido en el Espíritu? No importa cuan prospera parezca ser tu iglesia, o cuan exitosa parezca tu vida. Aun si puedes contestar con si a todas estas preguntas, tu suministro del Espíritu siempre debe ser renovado. Pablo habla de su propia “… suministración del Espíritu de Jesucristo,” y les pide a los Filipenses “por vuestra oración… ” (Filipenses 1:19).
Doy gracias a Dios por todos los pastores y las iglesias hoy que no han perdido el Espíritu. Estoy agradecido por cada hombre y mujer quienes están encendidos con el Espíritu Santo, por cada iglesia encendida que esta dando vida. Pero, trágicamente, quedan tan pocos. Mi corazón gime, “O, Señor, O, Espíritu Santo, vuelve a tu iglesia. Vuelve y quita toda la necedad. Vuelve y tócanos con una pasión ardiente por Cristo. Vuelve y limpia todos los esquemas y los planes de los hombres. Cierra todos los programas religiosos carnales y los medios que deshonran tu nombre.
“Y Espíritu Santo, conmueve mi alma. Atráeme a la habitación secreta de oración contigo. Que no haya más oraciones apresuradas para mí. Enséñame a esperar en ti, a gemir, a no rendirme hasta que llenes por completo. Y dame la paz que prometiste. Dame tu reposo callado y la seguridad que tu estarás con nosotros pase lo pase.” Isaías nos deja con estas buenas nuevas: “Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo escogí: Así dice Jehová, Hacedor tuyo y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, tú, Jesurún, a quien yo escogí.” (Isaías 44:1-2).
Finalmente, Judas nos asegura: “Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: ‘En el último tiempo habrá burladores que andarán según sus malvados deseos.’ Estos son los que causan divisiones, viven sensualmente y no tienen al Espíritu. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” (Judas 17-21).
Por David Wilkerson
Cuando Dios engendro su iglesia, el derramo de su Espíritu Santo sobre ella. El la bautizo en el Espíritu Santo, la lleno con el Espíritu, y la ungió con el Espíritu. Y dondequiera que el Espíritu de Dios está presente, hay pruebas o evidencias claras. Pero si estas evidencias no se ven, entonces el Espíritu Santo no está presente.
Mi pregunta es la siguiente, ¿Muestra la iglesia moderna estas evidencias? ¿Lo muestra tu iglesia? ¿Esta moviéndose en el poder del Espíritu Santo? Además, ¿muestra tu vida estas evidencias? ¿Estas viviendo y caminando en la plenitud del Espíritu?
Joel profetizo que cuando el Espíritu llegara, una evidencia de su presencia seria enseñanza profética. Joel describió esto como un tiempo excitante cuando creyentes mayores tendrían sueños espirituales y los jóvenes recibiría visiones. El pueblo de Dios experimentaría maravillosas liberaciones, y lo seguiría una gran cosecha de almas.
El profeta Isaías también describió lo que sucede cuando el Espíritu Santo cae sobre un pueblo. Él profetiza: “hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil y el campo fértil será como un bosque.” (Isaías 32:15).
Isaías esta diciendo: “Cuando venga el Espíritu Santo, lo que una vez fue un desierto estéril se convierte en un campo fértil. Una porción de tierra muerta de repente reboza con frutos. Y esta no es una cosecha temporera. Ese campo de frutos crecerá en un bosque. Y podrás sacar cortes de este bosque año tras año, y aumentara tu fruto continuamente.”
Isaías añade: “Habitará el juicio en el desierto y en el campo fértil morará la justicia.” (32:16). Según el profeta, el Espíritu Santo también trae consigo un mensaje de juicio contra el pecado. Y ese mensaje produce rectitud en el pueblo.
De repente, la predica del ministro cambia. Ya no se conforma con un sermón muerto o seco. Al contrario, predica la Palabra pura de Dios, y el mensaje es encendido con convicción. Ahora, el pueblo soñoliento se da cuenta: “Esto tiene la unción del Espíritu Santo. Puedo traer a mis amistades deslizadas, y puedo estar seguro que el Espíritu le hablara a sus corazones.”
Ahora, el Espíritu Santo siempre comienza su obra en el pulpito. Si el juicio comienza en la casa de Dios, es solo correcto que el Señor comience su obra con sus pastores. Él trata amorosamente con ellos, convenciéndolos de cada ídolo, cada lujuria carnal, cada medida del yo que se exalta contra el conocimiento de Dios. Ciertamente, esa es la obra del Espíritu: convencer de pecado, justicia y juicio.
Aun así, Isaías no esta refiriéndose a un solo derramar del Espíritu, lo que algunos piensan que es un “avivamiento.” Isaías esta describiendo algo que permanece. Estudios por sociólogos cristianos muestra que la mayoría de los avivamientos del presente dura por lo menos cinco años y dejan mucha confusión y disensión. Conozco iglesias donde los tal llamados avivamientos tomaron lugar, pero ahora, dentro de pocos años, no queda señal del Espíritu. Esas iglesias están muertas, secas y vacías. Casas que una vez tenían 1,000 ahora son tumbas cavernosas, solamente con cincuenta personas en asistencia.
Sin embargo, también conozco iglesias donde el Espíritu fue derramado cincuenta años atrás, y Dios aun obra poderosamente allí hoy. Esta es la obra del Espíritu que Isaías describe.
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Una vez que el Espíritu se va o es levantado
de una iglesia, ya no hay freno.
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Ya no hay un clamor contra la carne y la necedad que infiltra la casa de Dios. Vemos esto en una carta que recibí de un pastor dedicado quien sirve en una de las más grandes denominaciones protestantes. Él gime sobre lo que tomo lugar en la conferencia anual de su denominación:
“Votamos apoyando el aborto parcial, aun cuando el Congreso de los Estados Unidos ha votado en contra. Que tristeza cuando el Congreso es más piadoso que una iglesia.
“Nuestro nuevo moderador, quien va a servir como portavoz por los próximos dos años, abiertamente apoya la ordenación de homosexuales y lesbianas, y es, de hecho, de una congregación ‘más iluminada’ (llamada así porque ellos creen que tienen ‘mas luz’ que los demás sobre el asunto de homosexualidad). Como ministro en esta denominación, ahora me permiten bendecir uniones del mismo sexo. ¿Cómo puedo bendecir a aquello que Dios llama perverso?
“Votamos sobre si debemos quitar de nuestra constitución el lenguaje que prohíbe la ordenación de homosexuales que afirman y practican esa vida. Gracias, que ese voto no pasó, pero el voto estuvo a 259-255 – solo cuatro votos de abominación total. Las iglesias ‘más luz’ están regocijándose porque creen que en la próxima asamblea – en 2006 – el voto para ordenar a homosexuales pasara. Creo que tienen razón.
“¡Dios tenga misericordia de nosotros!”
Este hombre se ve forzado a abandonar su denominación, porque parece que el Espíritu Santo fue levantado. Ya no hay una fuerza que frene el pecado o la carne, así que todo es valido. Y todo el infierno abre paso.
Cuando el Espíritu Santo viene, su primera obra es limpiar su iglesia. Él quita cualquier cosa que frena el fluir del Espíritu de Dios. Y eso significa limpia a cada individuo. Toda carne es echada fuera. Los chismosos y otros que tienen una lengua amarga contra lo piadoso son expuestos. Aquellos que mienten y acusan falsamente a los demás son aislados y obligados a enfrentar la verdad. Pronto, aquellos que causan conflictos viven bajo una nube oscura creadas por ellos mismos.
Así sucedió en Pentecostés, cuando llegó el Espíritu. La Escritura dice que cuando Pedro comenzó a predicar con la unción del Espíritu, los corazones de las personas fueron tocados. Ellos preguntaron: “¿Qué debemos hacer para ser salvos?” Miles vinieron a Cristo ese día. No necesitaron ser convencidos a través de bombo o entretenimiento profesional. No, ellos reconocieron su pecado y querían ser libres.
Y aquellos que no enfrentaban su pecado oculto eran expuestos. De hecho, una pareja – Ananías y Safira – pagaron con su vida por su engaño. Puedes salirte con la tuya con pecado oculta en iglesias muertas y secas, pero no puedes en una iglesia donde el Espíritu Santo está presente.
Ves, el Espíritu Santo es también el administrador de la paz de Cristo. Él proporciona paz tanto al pulpito como a los bancos. Sin embargo, no puede haber paz sin rectitud. Isaías sigue su profecía de la siguiente manera: “El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo.” (Isaías 32:17-18).
La paz viene porque la rectitud o justicia esta obrando. El Espíritu Santo esta ocupado sacando toda inquietud, perturbación y condenación. Lo que sigue es paz mental, paz en el hogar, y paz en la casa de Dios. Y cuando el pueblo de Dios tiene la paz de Cristo, no son fácilmente movidos de ella: “Cuando caerá granizo en los montes y la ciudad será del todo abatida. ¡Dichosos vosotros, los que sembráis junto a todas las aguas y dejáis sueltos al buey y al asno!” (32:19-20).
La profecía de Isaías acerca del Espíritu Santo fue dirigida a Israel durante el reinado de Uzias. Pero también se aplica al pueblo de Dios hoy en día. Es conocida como una doble profecía. El hecho es, cada generación necesita un derramamiento del Espíritu Santo. Y yo creo que la iglesia hoy no ha visto nada comparado con lo que el Espíritu Santo quiere hacer.
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Isaías nos muestra lo que sucede cuando
el Espíritu Santo se ha apartado.
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También hay evidencias claras cuando el Espíritu no está presente o no ha sido derramado. Isaías describe estas terribles condiciones: “De aquí a algo más de un año tendréis espanto,… porque la vendimia faltará y no llegará la cosecha. ¡Temblad,… turbaos,… lamentarán por los campos deleitosos, por las viñas fértiles! Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casasen que hay alegría en la ciudad alegre.” (Isaías 32:10-13).
En otras palabras: “Tu vida no será fructífera. Tu familia, tu iglesia, tus relaciones se estancaran espiritualmente. ¡Despierta! Necesitas que el Espíritu Santo regrese.”
¿Cuáles son los espinos y cardos que Isaías describe aquí? Significan vacío, sequía, decepción. Tales tiempos vienen a menudo en forma de congregantes impíos que se levantan y crean estragos. Por todo el mundo, en nuestras reuniones de ministros, mi equipo y yo nos reunimos con cientos de pastores quienes testifican de tales espinos. Hablan de ser afligidos en el espíritu por algún individuo o camarilla quienes creen ser la autoridad espiritual.
Estos espinos indomables, indisciplinados, continuamente comenzando caos. Ellos han perseguido a cada pastor que ha servido en su iglesia, acosándolos y regando chisme. Ellos piensan que el ministro debe ser pobre, trabajando como un esclavo. Y terminan asustando a cada nuevo convertido. La iglesia se mantiene pequeña por sus constantes perturbaciones.
Como resultado, muchos pastores están listos para darse por vencidos. No ven ningún fruto en su ministerio, y ahora están cansados, hastiados, gastados hasta la nada. Sus esposas han visto cuan deprimidos se han puesto, como han perdido el animo. Así que los animan, “Cariño, por favor deja el pastorado. Tú no tienes que soportar esta clase de presión. Hasta un trabajo secular seria mejor que esto.”
Ya, iglesias alrededor del mundo están cerrando por docenas al día. Cuando nuestro ministerio estuvo en Inglaterra el año pasado, doce edificios de iglesias grandes fueran “de-santificados” queriendo decir que sus puertas fueron cerradas para siempre. Algunas fueron vendidas para convertirlas en clubes nocturnos. Una hasta fue vendida a un grupo ocultista, para convertirla en un museo de lo oculto.
Las personas ‘espinosas’ que contribuyen a esta tragedia son como los padres israelitas que salieron de Egipto. Aquellos hombres indomables seguían levantándose contra la autoridad de Moisés. Y con el tiempo no pudieron ser salvos, a causa de sus desvergonzadas murmuraciones y quejas. Dios también advirtió a Israel: “Pero si no echáis a los habitantes del país de delante de vosotros, sucederá que los que de ellos dejéis serán como aguijones en vuestros ojos y como espinas en vuestros costados, y os afligirán en la tierra sobre la que vais a habitar.” (Números 33:55).
La verdad es, tales personas no se pueden cambiar. Vivirán y morirán en el desierto de desesperación y confusión, tal como hicieron en Israel. Sus corazones, simplemente, se endurecen más y más, hasta que llegar a estar totalmente resistentes al Espíritu Santo.
Ahora mismo, yo creo que la iglesia de Jesucristo necesita una limpieza interna. Y ningún predicador o evangelista tiene el poder para limpiar la casa. No se puede hacer a través de carisma, poder o habilidades. No, lo último que la iglesia necesita es otra cosa hecha por el hombre, o un juego de libros, o una lista de métodos para motivar a una congregación muerta. Esas cosas llegan a ser lo que los profetas llamaron “ir a Egipto por ayuda…confiando en el brazo de la carne.”
El limpiar la casa de Dios es obra solo del Espíritu Santo. Y cuando el viene, su obra es completa, desde arriba hasta abajo, desde el pulpito a los bancos. No importa cuan grande sea la iglesia; puede enumerar entre los miles. El hecho es, si esa iglesia no esta llena con la rectitud del Espíritu Santo – si no hay un ministro lleno del Espíritu en el pulpito, si el pecado no es denunciado y dejado, si no hay un altar de arrepentimiento – solo habrá vacío. Esa iglesia es una casa de muerte.
Como pastor, tengo que reconocer que es posible para mí permitir que el Espíritu Santo gotee de mi alma. Preguntas, “¿gotee?” Si, el Espíritu Santo habita en nosotros como un pozo de agua viva. Y si mi corazón no esta en reposo – si me desanimo y pierdo mi paz, si me plazco en introspección, si permito que sentimientos de fracaso permanezcan en mi espíritu, si entretengo pensamientos de abandonar el ministro a causa de dificultades – entonces yo sé que permití que el agua viviente del Espíritu gotee fuera de mi vida.
A veces, te preguntaras, “¿Por qué mi alma esta turbada? ¿Por qué estoy tan desanimado? ¿Por qué tengo todos estos temores?” Debes saber, que eso es siempre un asunto del Espíritu Santo. Como dice Isaías, cuando el Espíritu Santo es derramado, el resultado es paz. Y si ese efecto no está presente – si aun hay tumulto – entonces tenemos que mirar en nuestro propio corazones. Isaías muestra claramente que todo problema, infructuosidad y desesperación son de la falta de apropiarse del poder del Espíritu Santo.
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¿Por qué el Espíritu Santo no fue derramado sobre este pueblo?
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Nuevamente, Isaías nos lo dice como es. Él dice que el Espíritu no fue derramado a causa del descuido y comodidad de Israel. En resumen, el problema fue vagancia espiritual. “¡Mujeres indolentes, levantaos! ¡Oíd mi voz, hijas confiadas, escuchad mi razón!” (Isaías 32:9).
La frase, “Ustedes mujeres” [en ingles] en realidad se refieren a toda la congregación. Esta metáfora aparece a través de las Escrituras: Cantares de Salomón se refiere a los escogidos de Dios como “hijas de Jerusalén.” El Salmo 45:13 habla de Israel como “la hija del rey.” En otra parte del Antiguo Testamento la frase “hijas de Sión” es usada. Y por supuesto, en el Nuevo Testamento, la iglesia es conocida como la “novia de Cristo.”
Dos veces Dios advierte a Israel acerca de estar cómodos. Primero leemos, “¡Mujeres indolentes, levantaos! ¡Oíd mi voz, hijas confiadas,…!” Luego Isaías añade, ¡Temblad, indolentes; turbaos, confiadas!…” (Isaías 32:11). La palabra hebrea para indolente aquí significa “audaz, confiada.” Lo que sé esta diciendo aquí es, “Levántate de tu comodidad, O creyente. Eres audaz en tu pecado. Estas tan confiado en ti mismo que te has convertido en un vago espiritualmente. ¡Sacúdete de este estado de descuido!”
Mientras miro alrededor de la iglesia hoy, veo multitudes de creyentes recostados en camas de confianza propia. Ellos desprecian los mensajes proféticos y cierran sus oídos a toda advertencia a despertar. Tales creyentes están durmiendo en la misma hora de la media noche.
Amos escribe, “¡Ay de los que reposan en Sión y de los que confían en el monte de Samaria…! ¡Vosotros, que creéis alejar el día malo, acercáis el reino de la maldad! Duermen en camas de marfil y reposan sobre sus lechos; comen… gorjean al son de la… musicales,… beben vino en tazones y se ungen con los perfumes más preciosos, pero no se afligen por el quebrantamiento de José.” (Amos 6:1, 3-6).
Cuando Isaías escribe, ¡Temblad, indolentes; turbaos…,!” la palabra para turbaos significa “temblar con temor.” Dios les esta hablando a iglesias muertas aquí. Les esta advirtiendo que perdieron el Espíritu. Más bien, se convirtieron en iglesias que se mueven en la carne, no sirviéndole a la gente pan o agua viva sino paja y rastrojo. Les encanta el entretenimiento, así que no quieren un profeta en sus medios. Están más interesados en los números que en el arrepentimiento y la rectitud.
Amados, la advertencia de Isaías nunca fue tan relevante como ahora mismo. Siento una turbación divina en mi alma, a causa de lo que veo que esta por venir. Todo lo que va a tomar será una sola bomba terrorista, matando cientos o quizás cientos de miles. Y en una hora, el mundo entero estará en pánico.
No lo queremos escuchar, pero hasta los líderes mundiales están advirtiendo acerca de esta probabilidad. Algunos expertos dicen que la situación no es un asunto de “sí” sino de “cuando.” Pronto, las propias palabras proféticas de Jesús se cumplirán ante nuestros ojos, mientras los corazones de los hombres les fallaran a causa del temor. ¿Cuántos sufrirán ataques al corazón mientras los mercados mundiales caen… mientras multitudes llenan las carreteras, huyendo a las montañas y los desiertos… mientras que los lideres mundiales tiemblan y se esconden en sus escondites… mientras millones de jóvenes corren salvajes por las calles, totalmente desenfrenados, porque están convencidos que morirán mañana?
En cierto tiempo, muchos cristianos protestarían sobre esta clase de predicación, gritando, “Para, no podemos con esto. Es demasiado molesto. Danos un mensaje positivo.” Yo creo que esos mismos cristianos gritarían, “¡Imposible! Si yo me parara ante ellos en Agosto del 2001 y declarara, “En una sola hora, las Torres Gemelas caerán, derrumbadas por dos terroristas. Miles morirán, y el mundo entero llorara.” Me acusarían, “¡Estas tratando de asustarnos!”
Esta programado para predicar en España este mes. Si hubiese visitado ese país unos cuantos años atrás, y profetizaría que cientos morirían a causa de un bombardeo terrorista de un tren, pocos me hubieran creído. Trato de imaginarme predicando en Rusia el año pasado, y diciendo que esa nación lloraría porque cientos de niños escolares serian asesinados por terroristas que lo tomaron como rehenes. Tal mensaje sonaría increíble.
La verdad es, que ya tuvimos un vistazo de lo que viene, en Florida y en el Sur durante esos horribles huracanes. Todos los caminos al Sur fueron cerrados, mientras que carriles hacia el norte estaban atorados con millones tratando de huir de una naturaleza salvaje. Estaciones de servicio de gasolina cerraron pronto por falta de gas, y los hoteles estaban llenos. La gente terminó solo conduciendo, sin lugar donde ir. El daño en esa región esta estimado en los billones de dólares.
La profecía de Isaías advierte, “Cuando caerá granizo en los montes y la ciudad será del todo abatida.” (Isaías 32:19). En resumen, estas catástrofes atmosféricas son los avisos de Dios. Él gobierna y reina sobre las fuerzas de la naturaleza. Y nunca en la historia él ha traído juicio sobre un pueblo sin enviarles advertencia tras advertencia, en amor.
¿Cómo debemos prepararnos para las cosas terribles por venir? Con arrepentimiento, según Isaías: “¡Mujeres indolentes, levantaos! ¡Oíd mi voz, hijas confiadas, escuchad mi razón! De aquí a algo más de un año tendréis espanto, mujeres confiadas; porque la vendimia faltará y no llegará la cosecha. ¡Temblad, indolentes; turbaos, confiadas! …. Golpeándose el pecho lamentarán…” (32:9-12).
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En esa hora terrible cuando todo lo que
puede ser sacudido será sacudido,
¿dónde estará la iglesia?
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¿Dónde estarán los pastores que han estado encerrados con Dios? ¿Dónde encontraremos pastores encendidos con el Espíritu Santo, hombres que puedan ofrecer esperanza y arrepentimiento?
¿Dónde podrán encontrar las multitudes que huyen iglesias que ofrezcan un lugar de refugio, donde el Espíritu Santo los calme con verdad? En tales iglesias, nadie estará chismoseando o enfocado en las cosas insignificantes de la vida. Nadie descuidara su caminar con Jesús. Nadie hablara acerca del crecimiento de la iglesia, o saldrá a los teatros a sentarse con los escarnecedores recibiendo suciedad. No, solo habrá un asunto para cada pastor y laico en tales iglesias: “¿Tengo un suministro del Espíritu Santo dentro de mí? ¿Tengo su provisión para ministrar a otros a mí alrededor que están enloquecidos por el temor?”
Así, ¿cómo podemos prepararnos los ministros? ¿Qué deben hacer las congregaciones? Isaías nos dice que no puede haber esperanza, ni cosecha futura, ni fruto, “hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto.” (Isaías 32:15). Cada iglesia, cada ministerio, cada pastor, y cada creyente debe experimentar un derramamiento del Espíritu antes que lleguen los juicios venideros.
Permíteme recordarte las palabras de Isaías: “Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo.” (32:18). Dondequiera que el Espíritu es derramado, hay paz, quietud, seguridad. Sí, vendrá un tiempo de violencia, terror, pánico y desesperación de las naciones. Pero en esa hora, Dios tendrá pastores y un pueblo santo quienes le buscan por un suministro fresco del Espíritu Santo. Esta gente ya esta adorándole en verdad, y confiando en el por un Pentecostés personal. De sus vidas fluirán ríos de agua viva.
Ciertamente, mientras las fuerzas destructivas de la naturaleza son desatadas, y nuestros lugares de orgullo y comercio son humillados, el Espíritu será derramado de lo alto. Pero este derramamiento solo caerá sobre aquellos quienes oran. Vendrá solo sobre aquellos que tiemblan a la Palabra de Dios, quienes se levantan de su sueño, quienes se deshacen de toda confianza en la carne, y buscan que les sea dados un espíritu quebrantado y un corazón contrito.
Además, las Escrituras nos dicen que el Espíritu Santo es dado solo a aquellos que lo piden en fe. Te pregunto: ¿Has sido lleno del Espíritu Santo? ¿Has vivido, caminado y movido en el Espíritu? No importa cuan prospera parezca ser tu iglesia, o cuan exitosa parezca tu vida. Aun si puedes contestar con si a todas estas preguntas, tu suministro del Espíritu siempre debe ser renovado. Pablo habla de su propia “… suministración del Espíritu de Jesucristo,” y les pide a los Filipenses “por vuestra oración… ” (Filipenses 1:19).
Doy gracias a Dios por todos los pastores y las iglesias hoy que no han perdido el Espíritu. Estoy agradecido por cada hombre y mujer quienes están encendidos con el Espíritu Santo, por cada iglesia encendida que esta dando vida. Pero, trágicamente, quedan tan pocos. Mi corazón gime, “O, Señor, O, Espíritu Santo, vuelve a tu iglesia. Vuelve y quita toda la necedad. Vuelve y tócanos con una pasión ardiente por Cristo. Vuelve y limpia todos los esquemas y los planes de los hombres. Cierra todos los programas religiosos carnales y los medios que deshonran tu nombre.
“Y Espíritu Santo, conmueve mi alma. Atráeme a la habitación secreta de oración contigo. Que no haya más oraciones apresuradas para mí. Enséñame a esperar en ti, a gemir, a no rendirme hasta que llenes por completo. Y dame la paz que prometiste. Dame tu reposo callado y la seguridad que tu estarás con nosotros pase lo pase.” Isaías nos deja con estas buenas nuevas: “Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo escogí: Así dice Jehová, Hacedor tuyo y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, tú, Jesurún, a quien yo escogí.” (Isaías 44:1-2).
Finalmente, Judas nos asegura: “Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: ‘En el último tiempo habrá burladores que andarán según sus malvados deseos.’ Estos son los que causan divisiones, viven sensualmente y no tienen al Espíritu. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” (Judas 17-21).
lunes, 11 de agosto de 2008
LA ORACION UNA NECESIDAD VITAL
LA ORACION: UNA NECESIDAD VITAL DEL HOMBRE
Por Guillermo Ávila
Gen.1:26 Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.”
Juan 1:3 “Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin el nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”
Col.1:16b “Todo fue creado por medio de el y para el, y el es antes de todas las cosas, y todas las cosas en el subsisten”
El hombre fue creado para Dios, y por esta razón el hombre tiene en su corazón la necesidad de establecer una relación con el. Dios es espíritu y el hombre a diferencia de todas las demás criaturas fue creado espíritu, alma y cuerpo para poder tener comunión en su espíritu con su creador, y de esa manera conocer a su creador y conocer el propósito creador para el...
En el huerto el hombre tenia esa comunicación con Dios, conoció su voluntad aunque la desobedeció.
Dios creo al hombre con propósito y en esa relación debía conocerlo y llegar a realizarlo para su propia satisfacción y gloria de Dios. La perdida de esa relación por su desobediencia y la frustración del diseño divino en el, hace brotar desde su interior un grito interrogante ¿Quién soy? ¿Para que vivo? ¿Para donde voy?
Ecles.3:11 “y a puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”
El hombre lleva impreso en si mismo la necesidad de reconocer e inclinarse ante un ser superior, ello explica la religiosidad del hombre en sus condiciones mas apartadas de la humanidad, su religiosidad e inclinación a adorar algo o alguien.
Esta necesidad nace en el espíritu del hombre y solamente puede ser satisfecha en el ámbito espiritual, y la falta de espiritualidad lo hace buscar en las actividades físicas e intelectuales la respuesta a su insatisfacción espiritual, su falta de espiritualidad le hace ignorar los principios básico de relacionamiento y desarrollo de las distintas realidades de la vida (trabajo, familia, hijos etc.) experimentando el fracaso y la frustración que muchas veces lo lleva a esclavizarse a los vicios, como el alcohol, las drogas, prostitución, para ocultar y acallar su vacio, y con su alma confundida destruir su vida y lo que esta a su alrededor.
¿Que hacer ante tal realidad?
Si el hombre no bebe agua y no recibe alimento su cuerpo se debilita y le llevara a la muerte física. El agua y el alimento son vitales para la sobrevivencia humana.
El alma se alimenta del conocimiento, de las ideas y de la imaginación, desarrolla habilidades y capacidades para satisfacción del yo, en gran porcentaje todos sus esfuerzos son para la supervivencia y satisfacción del cuerpo. Errada y perdida esta el alma sin relación con su creador.
El espíritu nos conecta con lo divino. La oración es el medio del espíritu para conectarnos con lo sobrenatural, con el todopoderoso, abre puertas insospechadas y trae respuestas inimaginadas. Jemer 33:3 “Clama a mi y yo te responderé, y te enseñare cosas grandes y ocultas que tu no conoces.”
Fuimos creados dependientes de el. Hechos 17:24-28 “El Dios que hizo el mundo y todas la cosas que en el hay,..ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los limites de su habitación, para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada unos de nosotros. Porque en el vivimos, nos movemos y somos…porque linaje suyo somos”.
No podemos vivir apartado de el.
Y la primera oración espiritual que realizamos que nos conecta con Dios y restaura nuestra relación con el, fue cuando invocamos a su Hijo Jesucristo para nuestra salvación, reconociendo nuestra condición de pecador.
¿Has tomado conciencia de tu necesidad espiritual?
¿Has oído el clamor de tu espíritu?
El atender su voz te lleva a las bienaventuranzas de tu creador: "Bienaventurado los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos, Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados, Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados".
Hechos 2:21 “ Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.”
Dios proveyó en su amor restablecer con el hombre esa relación rota a través de nuestro Señor Jesucristo que quito el pecado del mundo y en su muerte en la cruz abrir un camino nuevo de comunicación con Dios nuestro padre para toda la eternidad, esta relación nos permite comenzar a conocerle y conocer su voluntad para nosotros. En Cristo hemos sido reconciliados.
Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que envió a su Hijo unigénito para que todo aquel que el cree no se pierda, sino que tenga vida eterna .Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por el.”
Dejamos de andar en tinieblas y oscuridad, entramos al reino de su luz.
Al tomar esta decisión cada uno de nosotros se convirtió en una nueva persona, con un nuevo destino, lo que conlleva un nuevo estilo de vida donde la oración se transforma en una necesidad vital para todo aquel que quiera crecer en su vida espiritual y su relación con Dios, y no volver a los rudimentos del mundo o volver a esclavitudes religiosas de las cuales el nos rescato, pan que no nutre y agua que no sacia la sed, sino ser edificados en la VIDA de aquel que nos salvo y nos llamo a una vida santa, consagrada para el.
LA ORACION ES UNA NECESIDAD VITAL PARA TODO CREYENTE
Por Guillermo Ávila
Gen.1:26 Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.”
Juan 1:3 “Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin el nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”
Col.1:16b “Todo fue creado por medio de el y para el, y el es antes de todas las cosas, y todas las cosas en el subsisten”
El hombre fue creado para Dios, y por esta razón el hombre tiene en su corazón la necesidad de establecer una relación con el. Dios es espíritu y el hombre a diferencia de todas las demás criaturas fue creado espíritu, alma y cuerpo para poder tener comunión en su espíritu con su creador, y de esa manera conocer a su creador y conocer el propósito creador para el...
En el huerto el hombre tenia esa comunicación con Dios, conoció su voluntad aunque la desobedeció.
Dios creo al hombre con propósito y en esa relación debía conocerlo y llegar a realizarlo para su propia satisfacción y gloria de Dios. La perdida de esa relación por su desobediencia y la frustración del diseño divino en el, hace brotar desde su interior un grito interrogante ¿Quién soy? ¿Para que vivo? ¿Para donde voy?
Ecles.3:11 “y a puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”
El hombre lleva impreso en si mismo la necesidad de reconocer e inclinarse ante un ser superior, ello explica la religiosidad del hombre en sus condiciones mas apartadas de la humanidad, su religiosidad e inclinación a adorar algo o alguien.
Esta necesidad nace en el espíritu del hombre y solamente puede ser satisfecha en el ámbito espiritual, y la falta de espiritualidad lo hace buscar en las actividades físicas e intelectuales la respuesta a su insatisfacción espiritual, su falta de espiritualidad le hace ignorar los principios básico de relacionamiento y desarrollo de las distintas realidades de la vida (trabajo, familia, hijos etc.) experimentando el fracaso y la frustración que muchas veces lo lleva a esclavizarse a los vicios, como el alcohol, las drogas, prostitución, para ocultar y acallar su vacio, y con su alma confundida destruir su vida y lo que esta a su alrededor.
¿Que hacer ante tal realidad?
Si el hombre no bebe agua y no recibe alimento su cuerpo se debilita y le llevara a la muerte física. El agua y el alimento son vitales para la sobrevivencia humana.
El alma se alimenta del conocimiento, de las ideas y de la imaginación, desarrolla habilidades y capacidades para satisfacción del yo, en gran porcentaje todos sus esfuerzos son para la supervivencia y satisfacción del cuerpo. Errada y perdida esta el alma sin relación con su creador.
El espíritu nos conecta con lo divino. La oración es el medio del espíritu para conectarnos con lo sobrenatural, con el todopoderoso, abre puertas insospechadas y trae respuestas inimaginadas. Jemer 33:3 “Clama a mi y yo te responderé, y te enseñare cosas grandes y ocultas que tu no conoces.”
Fuimos creados dependientes de el. Hechos 17:24-28 “El Dios que hizo el mundo y todas la cosas que en el hay,..ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los limites de su habitación, para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada unos de nosotros. Porque en el vivimos, nos movemos y somos…porque linaje suyo somos”.
No podemos vivir apartado de el.
Y la primera oración espiritual que realizamos que nos conecta con Dios y restaura nuestra relación con el, fue cuando invocamos a su Hijo Jesucristo para nuestra salvación, reconociendo nuestra condición de pecador.
¿Has tomado conciencia de tu necesidad espiritual?
¿Has oído el clamor de tu espíritu?
El atender su voz te lleva a las bienaventuranzas de tu creador: "Bienaventurado los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos, Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados, Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados".
Hechos 2:21 “ Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.”
Dios proveyó en su amor restablecer con el hombre esa relación rota a través de nuestro Señor Jesucristo que quito el pecado del mundo y en su muerte en la cruz abrir un camino nuevo de comunicación con Dios nuestro padre para toda la eternidad, esta relación nos permite comenzar a conocerle y conocer su voluntad para nosotros. En Cristo hemos sido reconciliados.
Juan 3:16 “Porque de tal manera amo Dios al mundo que envió a su Hijo unigénito para que todo aquel que el cree no se pierda, sino que tenga vida eterna .Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por el.”
Dejamos de andar en tinieblas y oscuridad, entramos al reino de su luz.
Al tomar esta decisión cada uno de nosotros se convirtió en una nueva persona, con un nuevo destino, lo que conlleva un nuevo estilo de vida donde la oración se transforma en una necesidad vital para todo aquel que quiera crecer en su vida espiritual y su relación con Dios, y no volver a los rudimentos del mundo o volver a esclavitudes religiosas de las cuales el nos rescato, pan que no nutre y agua que no sacia la sed, sino ser edificados en la VIDA de aquel que nos salvo y nos llamo a una vida santa, consagrada para el.
LA ORACION ES UNA NECESIDAD VITAL PARA TODO CREYENTE
lunes, 7 de julio de 2008
DIOS PADRE DE HUERFANOS
DIOS PADRE DE HUERFANOS
Por Guillermo Ávila
"Rebosa mi corazón palabra buena.
Dirijo al rey mi canto; un testimonio de su amor."
Era solo un niño, había cumplido mis 11 años de edad y todo parecía normal pero ocurrió, fue como un rayo, trágico y fulminante, como una espada que atravesó mi corazón: "La muerte de mi padre".
Cumplìa sus 38 años y una fría mañana, junto al inmenso y majestuoso mar, bajo el golpe abrazador de sus olas y su fuerza irresistible la vida le arrebató.
Fue desgarrador, produciendo en mì un gran dolor y un vacío de amor. Un sentimiento de orfandad que sin ninguna explicación confundió mi razón.
Desde muy pequeño Dios fue un misterio difícil de entender. Siendo muy niño y teniendo acceso en mi colegio a literatura cristiana, se grabaron en mi mente algunos testimonios de Dios acontecidos a través de la historia, dos de ellos que impactaron fuertemente mi corazón:
Por Guillermo Ávila
"Rebosa mi corazón palabra buena.
Dirijo al rey mi canto; un testimonio de su amor."
Era solo un niño, había cumplido mis 11 años de edad y todo parecía normal pero ocurrió, fue como un rayo, trágico y fulminante, como una espada que atravesó mi corazón: "La muerte de mi padre".
Cumplìa sus 38 años y una fría mañana, junto al inmenso y majestuoso mar, bajo el golpe abrazador de sus olas y su fuerza irresistible la vida le arrebató.
Fue desgarrador, produciendo en mì un gran dolor y un vacío de amor. Un sentimiento de orfandad que sin ninguna explicación confundió mi razón.
Desde muy pequeño Dios fue un misterio difícil de entender. Siendo muy niño y teniendo acceso en mi colegio a literatura cristiana, se grabaron en mi mente algunos testimonios de Dios acontecidos a través de la historia, dos de ellos que impactaron fuertemente mi corazón:
. La historia del patriarca Jacob y de su hijo José, un niño soñador, amado y consentido por su padre, quien perdió a su madre al nacimiento de su hermano menor Benjamín. José, por su conducta y sus sueños, despertó la envidia y el menosprecio de sus 11 hermanos, quienes procurando su mal lo vendieron como esclavo a Egipto a casa de Potifar. Ante la angustia de vivir lejos de su padre y en completa orfandad, la mano de Dios es claramente palpable sobre su vida, sufre de incomprensión e injuriado por la esposa de Potifar pasó prácticamente su juventud en una cárcel. La historia señala que “Jehová estaba con José”; que a pesar de vivir tanta injusticia y dolor, Dios fue su consuelo y compañìa. No le evitó sufrir lo que vivió, pero su presencia en él lo hizo (como significa su nombre José) fructificar en cada una de sus circunstancias, sea como hijo en casa de su padre, como esclavo en Egipto o en una cárcel injuriado. De ese lugar lo sacaría Dios para bendecir a esa nación,y aún a sus propios hermanos que tanto dolor le habían causado. Dios fue una realidad en su vida.
. La historia de la vida de San Francisco de Asís también impactó mi niñez. Hijo de padres religiosos y ricos e influyentes comerciantes, en una época confusa, oscura, de mucha pobreza, guerra y dolor. Dios, como en toda generación, buscaba un corazón para revelar la luz de su amor. En Francisco lo encontró y su vida revolucionó, y ante la incomprensión de sus padres, de sus amigos, y buscando una consecuencia con la revelación que Dios había impartido, todo lo abandonó, renunciando a su familia, a las riquezas, al Señor su vida consagró. Buscó vivirla en consecuencia y junto a otros formando una comunidad la encontró y un testimonio a su generaciòn legò. Dios fue una realidad en su vida.
Así cumplí mis 11 años, época en la que me tocó vivir esta cruda y triste realidad: La muerte de mi padre.
Fue un tiempo sin consuelo, donde experimentando el abandono, la soledad, todo lo cuestioné:
¿Dónde estaba Dios?
¿Dónde estaba el Dios de José? o ¿Tendría Dios conciencia de mi realidad?
¿Te has sentido así de incomprendido? o ¿Sin hallar explicación en tu desamparo?
¿Se habrá sentido así Jesús, el Hijo de Dios, ante el abandono de la Cruz?
Eran muchas las preguntas sin respuesta que golpeaban mi razón.
Y a mis 11 años sumido en el dolor, no encontraba donde apoyar mi frágil corazón. Ya no contaba con mi padre, ni tenía cerca un amigo consolador. En las largas noches, sólo eran mis lágrimas las que mitigaban levemente mi dolor.
Es vivir una experiencia que bien sabemos no respeta edad, no respeta sexo, ni nacionalidad.
Tal vez fue este el sentimiento que experimentó el gran profeta Elías cuando, sumido en una Depresión y huyendo por el desierto, exclamó en su corazón: ¡Basta ya, Jehová quítame la vida...¡ Deseaba solo la muerte ante el sentimiento de abandono y de persecución. O cuando el patriarca Job en medio de una gran prueba y una grave enfermedad, angustiado exclamó: ¡Maldito sea el día en que nací ¡ ¿Por qué no hallé la muerte en el vientre de mi madre? y ¿así no haber vivido y gustado esta mí desgracia?
Hoy comprendo con clara convicción como Satanás busca nuestra completa destrucción. No solo es enemigo de Dios, sino de toda su creación, y también lo es del hombre, su máxima expresión. Satanás intentará aprovechar cada circunstancia de la vida, cada tropiezo, ¿Cuánto más los que nos originan algún dolor?, para confundirnos, y con sus mentiras afligirnos y así destruirnos; para hacer volvernos contra nuestro creador y, de este modo, anular la fe en nuestro corazón, aprovechándose de nuestra confusión e ignorancia que Dios es un Dios de amor y que desea levantarse siempre a nuestro favor, como estaba escrito y yo no lo sabía:
"A... ningún huérfano afligiréis, porque si tu llegas a afligirlos, y ellos claman a mí,
ciertamente oiré yo su clamor" Éxodo 22:22
Como niño, y en mi angustia, volví a Dios mi corazón. El no había sido una experiencia real dentro de mí. Buscando una respuesta a mi razón en medio de mi aflicción y mi dolor, Él escuchó todo mi clamor.
En la imagen que como niño tenía del Señor, una noche en que mis lágrimas desaguaban mí débil Corazón, su presencia llenó mi habitación. No sé si fue un sueño o una hermosa visión, pero Jesús enjugó mis lágrimas y consoló mi alma. Todo lo llenaba su luz, y sus palabras fueron vida, consuelo y salud:
"Hijo no tengas temor, seca hoy tus lágrimas consuela tu corazón,
Tú no estás solo, Dios es tu Padre y creador.
El es tu verdadero Padre y jamás te dejará.
Quiere que seas su hijo y sólo a El tu servirás."
Maravillosas palabras que jamás olvidaré. Se grabaron en lo profundo de mi ser y, en su paz, extendiendo sus manos, abandonó mi habitación. Dios abrió un nuevo día para mí, su consuelo todo lo inundó, quitó mi tristeza, y no volví a llorar más a mi padre terrenal. Desde ese día Dios ha sido un padre para mí, Él me ha cuidado, me ha guiado, y a su Hijo me ha revelado. Y en su maravillosa Familia me ha hecho sentirme amado y me ha enseñado a no sentirme jamás desamparado. Verdaderamente Dios es un Padre de amor y hoy puedo dar testimonio de su bondad y realidad.
Él me ha inspirado a escribir estas palabras, para traer su testimonio dentro de tu alma.
"Dios, es Padre de huérfanos... en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los
desamparados" Salmo 66:5,6
Yo ignoro tu condición, cuál tu dolor o cual tu aflicción; o qué abandono estás viviendo hoy en tu corazón, pero Dios, tu verdadero Padre, tu creador, quiere que sepas que Él si conoce de verdad tu condición, tu necesidad y tu dolor, porque en su Hijo lo encarnó y en su cruz Él lo llevó. Es la demostración más concreta de su amor.
Si te sientes desamparado o estás sufriendo en orfandad, dale a Dios tu padre una oportunidad; Dios es Padre de huérfanos, refugio para los desamparados, y en tu necesidad invoca su paternidad y por cierto te oirá y jamás te avergonzará. El te dice:
“Invócame en el día de tu angustia; te libraré, y tu me honrarás." Salmo 50:15
“Me invocará, y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia, lo libraré y le glorificaré”. Salmo 91:15
Invocar no es meditar ni susurrar, es clamar. Viene de la palabra hebrea Kara que significa gritar con desesperación porque se está angustiado. Es rogar, pedir desde el fondo de nuestro corazón, con toda humildad y sumisión.
Hoy tu puedes venir a Él y clamar. Él curará tus heridas, con su amor las vendará. Él suplirá y restaurará lo que el pecado, la ignorancia y las circunstancias te han negado, te acogerá en sus brazos y quitará para siempre el sentirte desamparado.
El te dice hoy:
"Aunque tu padre y tu madre te hayan abandonado, con todo (con tus penas, angustias y pobreza) Dios te recogerá. ” Isaías
Nunca digas: "Dios me dejó, se olvidó de mí, porque aunque la mujer que te dio a luz te abandone, aunque ella te olvide yo nunca me olvidaré de ti"... porque tu nombre está esculpido en su mano, le perteneces, Él es tu creador. Isaías 49:14,15
¿Qué pide Dios de ti? Un corazón humilde que reconozca ante Él su necesidad, que reconozca su pobreza de vivir en orfandad. Entonces, El enjugará todas tus lágrimas y en su amor te vivificará, te oirá y en su Hijo te salvará.
Y ellos cantarán de los caminos del Señor, Ellos verán su Gloria que es grande. ¿Quienes? Los humildes, los pobres de espíritu, los que lloran y buscan en El refugio y bendición.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, pero al altivo mira de lejos". Ellos darán testimonio de su fidelidad y en el Espíritu Santo proclamarán: "Cuando ande en medio de la angustia tu me vivificarás, contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano y tu diestra me salvará. Jehová cumplirá su propósito en mi." Salmo 138:5-8
¿Quieres recibir su testimonio de amor?
Hoy Dios ha venido a tu camino, como respuesta a tu necesidad, atiende a su voz, y déjale ser en tu vida una realidad.
Has conmigo esta oración de lo más profundo de tu corazón:
Padre celestial, revela a mi vida tu maravilloso amor paternal,
En tu Hijo mira mi necesidad, líbrame de mis angustias y hazme conocer tu verdad
Has de mi corazón tu morada sanando todo mi dolor y sé tú mi refugio mi gran Salvador.
Has nacer en mi un nuevo día fruto de tu salvación, y has brotar en mis labios una nueva canción y anunciaré tu nombre y hablaré a los hombres del testimonio de tu amor. Amén.
. La historia de la vida de San Francisco de Asís también impactó mi niñez. Hijo de padres religiosos y ricos e influyentes comerciantes, en una época confusa, oscura, de mucha pobreza, guerra y dolor. Dios, como en toda generación, buscaba un corazón para revelar la luz de su amor. En Francisco lo encontró y su vida revolucionó, y ante la incomprensión de sus padres, de sus amigos, y buscando una consecuencia con la revelación que Dios había impartido, todo lo abandonó, renunciando a su familia, a las riquezas, al Señor su vida consagró. Buscó vivirla en consecuencia y junto a otros formando una comunidad la encontró y un testimonio a su generaciòn legò. Dios fue una realidad en su vida.
Así cumplí mis 11 años, época en la que me tocó vivir esta cruda y triste realidad: La muerte de mi padre.
Fue un tiempo sin consuelo, donde experimentando el abandono, la soledad, todo lo cuestioné:
¿Dónde estaba Dios?
¿Dónde estaba el Dios de José? o ¿Tendría Dios conciencia de mi realidad?
¿Te has sentido así de incomprendido? o ¿Sin hallar explicación en tu desamparo?
¿Se habrá sentido así Jesús, el Hijo de Dios, ante el abandono de la Cruz?
Eran muchas las preguntas sin respuesta que golpeaban mi razón.
Y a mis 11 años sumido en el dolor, no encontraba donde apoyar mi frágil corazón. Ya no contaba con mi padre, ni tenía cerca un amigo consolador. En las largas noches, sólo eran mis lágrimas las que mitigaban levemente mi dolor.
Es vivir una experiencia que bien sabemos no respeta edad, no respeta sexo, ni nacionalidad.
Tal vez fue este el sentimiento que experimentó el gran profeta Elías cuando, sumido en una Depresión y huyendo por el desierto, exclamó en su corazón: ¡Basta ya, Jehová quítame la vida...¡ Deseaba solo la muerte ante el sentimiento de abandono y de persecución. O cuando el patriarca Job en medio de una gran prueba y una grave enfermedad, angustiado exclamó: ¡Maldito sea el día en que nací ¡ ¿Por qué no hallé la muerte en el vientre de mi madre? y ¿así no haber vivido y gustado esta mí desgracia?
Hoy comprendo con clara convicción como Satanás busca nuestra completa destrucción. No solo es enemigo de Dios, sino de toda su creación, y también lo es del hombre, su máxima expresión. Satanás intentará aprovechar cada circunstancia de la vida, cada tropiezo, ¿Cuánto más los que nos originan algún dolor?, para confundirnos, y con sus mentiras afligirnos y así destruirnos; para hacer volvernos contra nuestro creador y, de este modo, anular la fe en nuestro corazón, aprovechándose de nuestra confusión e ignorancia que Dios es un Dios de amor y que desea levantarse siempre a nuestro favor, como estaba escrito y yo no lo sabía:
"A... ningún huérfano afligiréis, porque si tu llegas a afligirlos, y ellos claman a mí,
ciertamente oiré yo su clamor" Éxodo 22:22
Como niño, y en mi angustia, volví a Dios mi corazón. El no había sido una experiencia real dentro de mí. Buscando una respuesta a mi razón en medio de mi aflicción y mi dolor, Él escuchó todo mi clamor.
En la imagen que como niño tenía del Señor, una noche en que mis lágrimas desaguaban mí débil Corazón, su presencia llenó mi habitación. No sé si fue un sueño o una hermosa visión, pero Jesús enjugó mis lágrimas y consoló mi alma. Todo lo llenaba su luz, y sus palabras fueron vida, consuelo y salud:
"Hijo no tengas temor, seca hoy tus lágrimas consuela tu corazón,
Tú no estás solo, Dios es tu Padre y creador.
El es tu verdadero Padre y jamás te dejará.
Quiere que seas su hijo y sólo a El tu servirás."
Maravillosas palabras que jamás olvidaré. Se grabaron en lo profundo de mi ser y, en su paz, extendiendo sus manos, abandonó mi habitación. Dios abrió un nuevo día para mí, su consuelo todo lo inundó, quitó mi tristeza, y no volví a llorar más a mi padre terrenal. Desde ese día Dios ha sido un padre para mí, Él me ha cuidado, me ha guiado, y a su Hijo me ha revelado. Y en su maravillosa Familia me ha hecho sentirme amado y me ha enseñado a no sentirme jamás desamparado. Verdaderamente Dios es un Padre de amor y hoy puedo dar testimonio de su bondad y realidad.
Él me ha inspirado a escribir estas palabras, para traer su testimonio dentro de tu alma.
"Dios, es Padre de huérfanos... en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los
desamparados" Salmo 66:5,6
Yo ignoro tu condición, cuál tu dolor o cual tu aflicción; o qué abandono estás viviendo hoy en tu corazón, pero Dios, tu verdadero Padre, tu creador, quiere que sepas que Él si conoce de verdad tu condición, tu necesidad y tu dolor, porque en su Hijo lo encarnó y en su cruz Él lo llevó. Es la demostración más concreta de su amor.
Si te sientes desamparado o estás sufriendo en orfandad, dale a Dios tu padre una oportunidad; Dios es Padre de huérfanos, refugio para los desamparados, y en tu necesidad invoca su paternidad y por cierto te oirá y jamás te avergonzará. El te dice:
“Invócame en el día de tu angustia; te libraré, y tu me honrarás." Salmo 50:15
“Me invocará, y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia, lo libraré y le glorificaré”. Salmo 91:15
Invocar no es meditar ni susurrar, es clamar. Viene de la palabra hebrea Kara que significa gritar con desesperación porque se está angustiado. Es rogar, pedir desde el fondo de nuestro corazón, con toda humildad y sumisión.
Hoy tu puedes venir a Él y clamar. Él curará tus heridas, con su amor las vendará. Él suplirá y restaurará lo que el pecado, la ignorancia y las circunstancias te han negado, te acogerá en sus brazos y quitará para siempre el sentirte desamparado.
El te dice hoy:
"Aunque tu padre y tu madre te hayan abandonado, con todo (con tus penas, angustias y pobreza) Dios te recogerá. ” Isaías
Nunca digas: "Dios me dejó, se olvidó de mí, porque aunque la mujer que te dio a luz te abandone, aunque ella te olvide yo nunca me olvidaré de ti"... porque tu nombre está esculpido en su mano, le perteneces, Él es tu creador. Isaías 49:14,15
¿Qué pide Dios de ti? Un corazón humilde que reconozca ante Él su necesidad, que reconozca su pobreza de vivir en orfandad. Entonces, El enjugará todas tus lágrimas y en su amor te vivificará, te oirá y en su Hijo te salvará.
Y ellos cantarán de los caminos del Señor, Ellos verán su Gloria que es grande. ¿Quienes? Los humildes, los pobres de espíritu, los que lloran y buscan en El refugio y bendición.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, pero al altivo mira de lejos". Ellos darán testimonio de su fidelidad y en el Espíritu Santo proclamarán: "Cuando ande en medio de la angustia tu me vivificarás, contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano y tu diestra me salvará. Jehová cumplirá su propósito en mi." Salmo 138:5-8
¿Quieres recibir su testimonio de amor?
Hoy Dios ha venido a tu camino, como respuesta a tu necesidad, atiende a su voz, y déjale ser en tu vida una realidad.
Has conmigo esta oración de lo más profundo de tu corazón:
Padre celestial, revela a mi vida tu maravilloso amor paternal,
En tu Hijo mira mi necesidad, líbrame de mis angustias y hazme conocer tu verdad
Has de mi corazón tu morada sanando todo mi dolor y sé tú mi refugio mi gran Salvador.
Has nacer en mi un nuevo día fruto de tu salvación, y has brotar en mis labios una nueva canción y anunciaré tu nombre y hablaré a los hombres del testimonio de tu amor. Amén.
miércoles, 25 de junio de 2008
CRUZANDO EL DESIERTO
CRUZANDO EL DESIERTO
Por Guillermo Ávila
“El desierto es un lugar árido, inhóspito, no hay en el agua, ni alimentos y no se puede cultivar .No hay pastos, ni una sombra para mitigar el calor, no hay camino visible, es un lugar difícil para sobrevivir, quien no conoce el camino y es inexperto, no saldrá vivo de ese lugar.”
Para el pueblo de Dios, quienes habían sido rescatados de la esclavitud de Egipto, el desierto era un paso necesario, planificado por Dios, para que alcancen su libertad definitiva y se establezcan plenamente en la voluntad de Dios como nación y lleguen a ser un pueblo modelo para todas las naciones de la tierra.
La experiencia de ese pueblo es una figura de nuestra experiencia. Quienes experimentamos la maravillosa salvación de nuestro Dios y hemos nacido como hijos de Dios, el paso por el desierto no es una opción, Dios lo planificó de esa forma porque no existe otra manera para que El nos pueda introducir en la herencia y bendición de su Hijo.
Es un periodo de prueba con el propósito de que conozcamos a quien nos llamó, a satanás nuestro enemigo, y a nosotros mismos. Necesario como el paso de Jesús por el desierto antes de comenzar su misión sobre esta tierra.
No es nuestra meta, es un periodo de paso, de enamoramiento entre Dios que mora en nuestro espíritu y nuestra alma en el camino a nuestra libertad definitiva para unirnos con El por toda una eternidad.
Es el lugar donde se descubre quien y como realmente soy, se manifiestan las pasiones de nuestra naturaleza caída y no redimida, nuestro orgullo, los celos, la soberbia, la rebeldía y la falta de sujeción de nuestra carne. Es el lugar donde descubrimos quienes realmente somos y tomamos conciencia de nuestra nada. Es el lugar donde descubro lo que realmente amo y el lugar que verdaderamente le quiero dar a Dios en mi vida.
Es el lugar de grandes y definitivas decisiones, tomo conciencia que no puedo cambiar mi pasado, ni manejar mi futuro, solo administrar mi presente, lo que yo decidiré hoy.
Es un lugar de oración, de meditación y de despojamiento definitivo de mi mismo para rendirme en los brazos de nuestro Dios y descubrir su amor. Allí descubriré que su palabra es maná que nutre y es agua que quita la sed, que me fortalece y vivifica y me entrega las fuerzas para rendirme definitivamente a sus pies.
Descubro que no es un lugar para debilitarme y morir, es un lugar para fortalecerme en el poder de su fuerza, tomar su cruz y poseer sus promesas.
Descubro que no puedo sobrevivir sin El, sin su vida, sin su cuerpo y sin la comunión. Que delante de mí está El para guiarme y darme reposo. Descubro lo que verdaderamente tiene valor.
Descubro que el desierto no es el lugar donde Dios quiere que me establezca, y rechazo con fe el acomodarme a esa condición y que dar círculos en esas circunstancias solo me conducirán a la muerte, porque ahora entiendo que mi desierto eran el camino hacia mi crecimiento y madurez, y estoy dispuesto a llevar mi carne a la cruz si es necesario y humillarme con tal de experimentar su vida de resurrección y poseer todas sus promesas.
Por Guillermo Ávila
“El desierto es un lugar árido, inhóspito, no hay en el agua, ni alimentos y no se puede cultivar .No hay pastos, ni una sombra para mitigar el calor, no hay camino visible, es un lugar difícil para sobrevivir, quien no conoce el camino y es inexperto, no saldrá vivo de ese lugar.”
Para el pueblo de Dios, quienes habían sido rescatados de la esclavitud de Egipto, el desierto era un paso necesario, planificado por Dios, para que alcancen su libertad definitiva y se establezcan plenamente en la voluntad de Dios como nación y lleguen a ser un pueblo modelo para todas las naciones de la tierra.
La experiencia de ese pueblo es una figura de nuestra experiencia. Quienes experimentamos la maravillosa salvación de nuestro Dios y hemos nacido como hijos de Dios, el paso por el desierto no es una opción, Dios lo planificó de esa forma porque no existe otra manera para que El nos pueda introducir en la herencia y bendición de su Hijo.
Es un periodo de prueba con el propósito de que conozcamos a quien nos llamó, a satanás nuestro enemigo, y a nosotros mismos. Necesario como el paso de Jesús por el desierto antes de comenzar su misión sobre esta tierra.
No es nuestra meta, es un periodo de paso, de enamoramiento entre Dios que mora en nuestro espíritu y nuestra alma en el camino a nuestra libertad definitiva para unirnos con El por toda una eternidad.
Es el lugar donde se descubre quien y como realmente soy, se manifiestan las pasiones de nuestra naturaleza caída y no redimida, nuestro orgullo, los celos, la soberbia, la rebeldía y la falta de sujeción de nuestra carne. Es el lugar donde descubrimos quienes realmente somos y tomamos conciencia de nuestra nada. Es el lugar donde descubro lo que realmente amo y el lugar que verdaderamente le quiero dar a Dios en mi vida.
Es el lugar de grandes y definitivas decisiones, tomo conciencia que no puedo cambiar mi pasado, ni manejar mi futuro, solo administrar mi presente, lo que yo decidiré hoy.
Es un lugar de oración, de meditación y de despojamiento definitivo de mi mismo para rendirme en los brazos de nuestro Dios y descubrir su amor. Allí descubriré que su palabra es maná que nutre y es agua que quita la sed, que me fortalece y vivifica y me entrega las fuerzas para rendirme definitivamente a sus pies.
Descubro que no es un lugar para debilitarme y morir, es un lugar para fortalecerme en el poder de su fuerza, tomar su cruz y poseer sus promesas.
Descubro que no puedo sobrevivir sin El, sin su vida, sin su cuerpo y sin la comunión. Que delante de mí está El para guiarme y darme reposo. Descubro lo que verdaderamente tiene valor.
Descubro que el desierto no es el lugar donde Dios quiere que me establezca, y rechazo con fe el acomodarme a esa condición y que dar círculos en esas circunstancias solo me conducirán a la muerte, porque ahora entiendo que mi desierto eran el camino hacia mi crecimiento y madurez, y estoy dispuesto a llevar mi carne a la cruz si es necesario y humillarme con tal de experimentar su vida de resurrección y poseer todas sus promesas.
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